En el momento de escribir esta nota, se debate en el congreso la posibilidad de regular la venta, distribución y legalización del uso de la marihuana con fines “recreativos” para los adultos, situación que pone en jaque la salud mental de nuestros ciudadanos, de manera especial de todos nuestros jóvenes que desde temprana edad la están consumiendo sin que se tomen medidas de fondo.
Esa disculpa, estúpida por demás, de que el uso de la marihuana no hace daño es la mentira más grande que se pudo inventar para dar rienda suelta a que los jóvenes y adultos la consuman y nada más equivocado.
El Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos, donde varios estados la han legalizado, ha sido claro en afirmar que órganos tales como el cerebro (en los mas jóvenes) el corazón, los pulmones, el hígado, la piel, el sistema óseo y otros más, se ven significativa-mente afectados por el uso de la mata que mata, eso sin contar en los efectos que tiene en la salud mental, donde aquellos ingenuos que no creen en ese daño, terminan deam-bulando por las calles, con sus caras largas y lánguidas, esperando la compasión de alguno que les regale para un pan y un café para satisfacer su hambre y durmiendo en la intemperie en cualquier rincón de la ciudad.
Por eso, es importante que desde los hogares, los padres de familia dialoguemos con nuestros hijos sobre los riesgos que el consumir droga puede representar para su vida personal y familiar, en las instituciones educativas, realizar las capacitaciones necesarias para que nuestros jóvenes eviten caer en este flagelo que acaba con su vida y los medios de comunicación para que realicen campañas masivas en las cuales inviten a los jóvenes a tener verdaderos proyectos de vida que los lleven a realizar otro tipo de actividades como la práctica del deporte, el arte, la cultura y separarlos así de la mata que sigue matando a jóvenes sin distinción de raza, religión, sexo y que sigue siendo factor determinante de la violencia en nuestro país.