No hay duda, si la de Bogotá no es la primera feria del libro latinoamericana, sí es la segunda, teniendo en cuenta que la de Guadalajara puede tener mayor volumen de negocios en el área editorial. En esta oportunidad el evento ferial tuvo importantes invitados, como Irene Vallejo, Rosa Montero, Santiago Postiguillo y el escritor y dibujante japonés Satoshi Kitamura, uno de los ilustradores vivos más importantes del mundo.
Hay que destacar desde luego a Brasil como país invitado de honor y la preponderancia que tuvo para esta cita con el libro el lema del evento “lee la naturaleza”.
Otra escena importante para la Feria fue la celebración del centenario de “La Vorágine”, la novela de José Eustasio Rivera que inicia el ciclo de narraciones sobre la violencia en Colombia, con su lapidaria introducción: “Antes de que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar, y me lo ganó la violencia”.
Contrasta esta efemérides, con la deplorable actuación de la Alcaldía de Neiva y la Fundación Tierra de Promisión, convocantes de la edición XIX de la Bienal Internacional de Novela “José Eustasio Rivera”, donde fue declarado ganador el escritor español José María Fernández con la obra “Canción de la Machi”.
Certamen, que hasta la fecha no ha pagado los honorarios a los jurados que leyeron las 340 obras allegadas al concurso, ni han editado la obra ganadora, ni menos han cumplido al ganador con la totalidad del premio en metálico. Vergonzoso.
Pero, contrastando lo anterior, hay que felicitar a la Biblioteca Departamental del Huila que invitó a nuestro poeta Norman Muñoz Vargas a presentar en el Stand del Departamento su libro “Mundo Ordinario”.
Por último, celebrar con Escarabajo Editorial y Abisinia Editorial, la presentación del libro de la Feria “Morir es un país que amabas”. Que contiene 416 maneras de conjurar el odio, desde la poesía y la memoria. Cojonudo.