Las mejores decisiones no se toman a la ligera, las mejores decisiones se ponen previamente sobre una balanza, se trabajan y evalúan hasta que es inminente decir sí o no, hasta que no hay más opción que elegir.
A veces no basta solo con jugar a ganar, ¿es lo que estamos viendo últimamente? Con la guerra mediática de diferentes situaciones respecto de la violencia provocada en nuestro municipio, sus alrededores y la situación socio-política adyacente, atención por partes iguales, en este momento intencionalmente o no, son el foco, el blanco, porque necesitan que el todos lo sepan.
Muy pocas personas se entregan al ojo público con transparencia y en plena época electoral resulta confuso inmiscuirse en la opinión, pero ya lo hacemos. El decir, el actuar y el abstenerse está en boca de todos y cada uno, hasta de los desinteresados.
No juguemos a ganar, no juguemos; eso nos hace impredecibles, imprecisos y nos deja llevar por subjetividades que a fin de cuentas nos dejará justo donde estamos. Solo detengámonos a escuchar, parémonos a pensar ya transmitamos el mensaje, el cierto, bueno y necesario.
Deconstruyamos nuestra opinión, eduquémonos en lo que desconocemos y démosle importancia a todo lo que pasa, el desinterés no nos hace ajenos al problema, nos hace parte de este. El cambio depende de nosotros, somos quienes vigilamos las posiciones en la carrera. ¿Qué vamos a dejar que suceda? ¿Lo mismo? ¿Seguiremos siendo testigos del dolor, el miedo, el desconcierto y la subestimación? No lo permitamos, seamos parte.
Y si ya lo eres no juegues a ganar, actúa por el bienestar y arriesguémonos a considerar la elección de una opción distinta a lo que tenemos actualmente.