Tener una persona soberbia en un equipo humano siempre será un factor que juegue en contra de la organización y tarde o temprano terminará sacudiendo toda la estructura para llevarla a una crisis de cualquier tipo, ya sea a nivel de fidelidad con los clientes, empleados, proveedores o los grupos de interés, e incluso a todo el sistema.
Cuando se detecta esta condición en un participante, se debe proceder sin dilación a los llamados de atención o recomendaciones verbales para que module su forma de interactuar con los demás; si persistiese en la conducta, se debe sancionar con el llamado de atención por escrito y copia a la hoja de vida, para que el proceso siga su curso dejando solo el ultimátum para la siguiente vez que alguien de la empresa ponga una queja sobre el mismo; aun cuando esto pareciera algo inofensivo y al parecer una situación con la que los demás deben aprender a lidiar, ningún empresario debería darse el lujo de dejar racionalmente a un miembro que divida cada día y convierta el ambiente laboral en su zona de diversión mientras los demás se resignan; ya que a medida que la situación se alargue, el estrés va socavando la salud de los colaboradores y se desencadena el ausentismo laboral en dos formas: una sobre quienes reportan un estado real de deterioro sustentado medicamente; y dos, de aquellos que sintiéndose bien, se excusan para no tener que compartir espacio con alguien tóxico a diario.
El abuso psicológico de un soberbio hacia los demás, puede destruir muchos años de esfuerzo en conjunto de un equipo bien entrenado para hacer crecer los indicadores de una empresa según su misión y visión.