Han pasado años y años bajo una promesa oficial de construir la doble calzada Buga-Mediacanoa que hace parte del proyecto vial hasta Buenaventura, pero nadie se imaginaba que al dar inicio a los primeros pasos, ya se convirtiera en un problema de marca mayor, ocasionando en este trayecto trancones gigantescos que, a primera vista, se nota la improvisación, la ausencia absoluta de planificación, la falta de imaginación y de previsión de los miles de problemas que se presentan actualmente empezando por las grandes pérdidas económicas en el sistema de transporte terrestre, sumado a las ya conocidas que deja la pandemia que padecemos.
No puede ser razonable ni justificable, a estas horas de la vida, con tan vasta tecnología al alcance, ocasionar problemas en lugar de evitarlos, con la experiencia que se supone tienen estas empresas responsables de la infraestructura vial en el país y someter a estas largas esperas a todo el mundo que tiene igualmente prisa y horarios por cumplir en cada una de sus situaciones del diario vivir.
Todos estos impases, ocasionan de otro lado, la impaciencia, que conduce irremediablemente a la ira, agresividad y violencia, que va en contravía de la sociedad en donde queremos vivir en paz y tranquilidad. Este tramo se comenzó a diseñar, hace más de 30 años, cuando PISA S.A. presentó la primera propuesta y sin embargo hasta ahora, se viene a poner problemas en lugar de soluciones, crear inconvenientes, lo que es inaudito, pues no se ha pensado en forma integral y bien planificada.
Los trancones se presentan hasta la avenida del Milagroso y hemos visto que las mismas autoridades de Policía Vial se muestran impotentes para ejercer un control, para que, por lo menos, se agilice el tráfico, pero es un lío de nunca acabar y nadie sabe qué camino tomar, sino mirarse los unos a los otros, sentados a la vera del camino con esperas hasta de una hora en el sistema de pare y siga.
Francamente, que estamos viendo, un despropósito oficial, un desquebrajamiento de la responsabilidad que deben tener las empresas encargadas de los trabajos, todo el mal que ocasionan y a veces, hasta nos consolamos, cuando uno que otro vendedor ambulante, pasa ofreciendo, agua, gaseosas y helados, con el fin de pasar el trago amargo de la espera. Esperamos que se tome una decisión pronta, rápida y eficaz, para salir de este sí, verdadero túnel “al aire libre”.
De otro lado, estaremos atentos para que las entidades de control y veedurías ciudadanas se “pongan pilas” en la vigilancia de la obra, no sea que por la improvisación, la adelanten sin cumplir con los lineamientos básicos y establecidos en los diseños iniciales, pues como todos sabemos, la corrupción entra por todos los poros de la sociedad y es preciso evitarlo en todas las formas posibles, ya que en fin de cuentas, las consecuencias las paga siempre el ciudadano común y corriente. No podemos olvidar la importancia que tiene la finalización de este trayecto vial para la comunicación nacional e internacional, no solo de pasajeros, sino de carga. Y la conexión con el puerto de Buenaventura es fundamental para el fomento y crecimiento del comercio internacional.