En medio de tantas situaciones de violencia que vivimos en nuestro país y en nuestra ciudad, donde parece que la vida humana no tiene sentido ni valor, que triste es ver cómo le seguimos rindiendo culto a la muerte y a los mayores criminales de nuestra historia. Basta ver como nuestros niños y jóvenes lucen alegremente imágenes de la muerte como si fuera algo para sobresaltar.
Es cierto que la muerte es algo a lo cual nos tenemos que someter en cualquier momento de nuestra vida, pero lucirla como si fuera una moda creo que no tiene sentido.
Pero lo peor de todo y lo que ha inspirado escribir esta columna es ver como en Tuluá veo mucha gente luciendo camisetas, gorras y todo tipo de suvenires con la imagen de Pablo Escobar, quizá uno de los mayores criminales de nuestra historia y al que le debemos toda una ola de violencia fruto del narcotráfico y microtráfico que él generó en el siglo pasado y aun sigue vigente en nuestras regiones.
Solo para recordar que este criminal sembró de muerte, sangre y llanto a miles de familias que vieron como este asesino acabó con la vida de policías, periodistas, magistrados al quemar con la ayuda del M-19 (del cual hizo parte nuestro actual presidente) el Palacio de Justicia, el explotar un avión en pleno vuelo, el explotar carros bomba a lo ancho y largo del territorio colombiano son solo algunas de las acciones criminales de este señor al cual parece, al lucirlo en todo tipo de prendas de vestir, que fuera un super héroe a alguien a quien le debiéramos rendir pleitesía.
Esto solo demuestra, por parte de nosotros, una gran ignorancia y un desconocimiento total de la historia de nuestro país que este señor se encargó de manchar con sangre. No me imagino la cultura alemana vistiendo camisetas o gorras con la imagen de Hittler, pues para ellos esto es motivo de vergüenza mundial que difícilmente mencionan. La paz no se construye rindiendo homenajes a quien se encargó de promover tanta violencia..