En los tiempos modernos, cuando está en juego la democracia en varios países latinoamericanos, es preciso salir de las simples protestas en las redes sociales a votar por los candidatos de sus preferencias en las próximas elecciones para los cuerpos colegiados, donde de verdad se decide sobre el futuro político de la Nación y depende de la correcta y sensata escogencia, el resultado exitoso de la jornada electoral que se avecina el próximo 13 de marzo.
No basta con denigrar del gobierno en las bancas del parque, en adelantar paros que desatan vandalismo y saqueo de almacenes e instituciones bancarias, en violentar los sistemas de transporte y mucho menos de paralizar el país con retenes y bloqueos que solo dejan escasez y paralizan la producción normal de los alimentos, que muy seguramente se encarecerán afectando especialmente a los consumidores más vulnerables.
No es tiempo de permanecer impávidos en el abstencionismo tradicional de los colombianos a quienes no les interesan los destinos de la Patria permitiendo así, que otros decidan por la mayoría silenciosa.
La mejor arma para fortalecer la democracia es salir a las urnas a depositar el voto, sin presiones, en libertad de conciencia, escogiendo a los mejores hombres y mujeres del territorio para que trabajen por el bienestar de todos sin acepciones de ninguna clase y se permita vivir en paz con equidad y justicia.
El pueblo está cansado de la corrupción que aún aletea por los pasillos del capitolio nacional, de la violencia entre los grupos alzados en armas, de la inseguridad creciente, de la incertidumbre económica, desempleo y continua alza en los alimentos que componen la canasta familiar.
Escoger muy bien a los candidatos es la consigna general, es deber de los ciudadanos escuchar los programas de gobierno de los aspirantes, prestar oídos sordos a los promeseros de siempre, verificar la hoja de vida de cada uno, exigir transparencia en sus postulados y tomar nota estricta de la verdad, en otras palabras, de lo que puede ser viable, en medio de tantas dificultades y complejas situaciones por las que atraviesa el país.
Gracias a los modernos medios de comunicación, el pueblo no “traga entero” como en otros tiempos, sino que exige claridad en las ideas, transparencia en las propuestas, soluciones reales más que promesas politiqueras, de tal manera que todos los escogidos sean hombres y mujeres de transparencia meridiana, para que la corrupción sea borrada totalmente del mapa nacional.
Es la hora de defender el voto como la primera arma de la democracia, la mejor forma de elegir, es el momento de defender lo adquirido y establecido por años y años de luchas continuas, de establecer las mejores condiciones sociales y económicas para vivir en paz.
Este es el momento para que los jóvenes participen en el fortalecimiento de la democracia, que no se embriaguen por el canto sereno y nebuloso de las sirenas que anuncian falsas realidades.
El país tiene todos los elementos para salir adelante en el progreso y bienestar general, solo basta con escoger a los mejores representantes de todo el territorio nacional para que iniciemos una nueva etapa democrática en donde la convivencia pacífica sea posible.