Todos los países reunidos en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) son unánimes en que se deben tomar medidas inmediatas para luchar contra el cambio climático y algunos ya dan muestras fehacientes de hacerlo, aunque no todos concuerdan en la metodología para lograr las metas propuestas.
En este sentido, es común escuchar desde todos los rincones del planeta, incluída Colombia, voces que lanzan ideas generales, pero que no son muy estudiadas ni analizadas a fondo, sino que solamente buscan protagonismo momentáneo y una de las mejores formas de ganar adeptos y adquirir favores electoreros.
Esta semana, por ejemplo, el alcalde de Medellín, propuso que el rodamiento de vehículos automotores movidos por combustión en su ciudad, terminaría en el año 2026 y en el 2035 ya toda la capital antioqueña contaría con una movilidad basada en la energía limpia.
Creemos que el cambio a energía limpia es una cuestión de tiempo, de estudio, de análisis, especialmente depende de la toma de decisiones concertadas, porque no puede una sola persona sin ton ni son lanzar propuestas que no son tan fáciles de concretarse, sino que requieren de una política global o nacional, en donde tienen que ver las importaciones, las ensambladoras nacionales, el empleo, el cambio de las estaciones de gasolina en todo el país para garantizar una movilidad saludable en forma permanente, es decir, esto es un problema serio, que no se soluciona con frases de campaña ni en escenarios que se aprovechan para ganar méritos circunstanciales.
En los países, donde se ven ahora hechos concretos, es porque han sufrido lógicamente las graves consecuencias de la contaminación ambiental y sobre todo, porque la gente del común, tomó conciencia plena y con profundo sentido de pertenencia por la ciudad en donde vive sobre la necesidad urgente de colaborar en la solución y dejar de lado la crítica ácida y mordaz hacia los gobiernos de turno, que no sirven para nada en absoluto.
Es el caso de Amsterdam (Holanda), ejemplo mundial de movilidad saludable, en donde también se vivió la altísima contaminación por el flujo vehicular a base de gasolina hace muchos años pero la gente fue la primera en apoyar las iniciativas del gobierno y hoy día el 35% de la población va a trabajar en su bicicleta, fueron diseñados grandes espacios públicos para la recreación, se ampliaron las vías peatonales, creció el transporte público seguro y sano, existe clara conciencia de tener una ciudad limpia, bella y libre de gases contaminantes.
Para nuestro caso en particular, en primer lugar, el paso de una energía con base en el carbón y petróleo a una energía limpia, es lento, es de años, no se puede hacer de la noche a la mañana si tenemos en cuenta, principalmente, que Ecopetrol, por ejemplo, es la mina de oro del Gobierno para sus obras de carácter social y por lo tanto no se podría cerrar de un día para otro. Sería un descalabro económico.
Nosotros a duras penas estamos iniciando los trabajos para el montaje de la energía eólica, que de por sí, es bastante costoso y requiere de altísima tecnología; estamos dando los primeros pasos importando vehículos movidos por energía limpia para el transporte público; vemos una que otra moto movilizada por batería, entre otras iniciativas que presentan los llamados emprendedores.
Aquí, en nuestro medio, ni siquiera sabemos separar los residuos de la casa. Y precisamente es por donde se debe empezar y todos los intentos de los gobiernos locales han fracasado.