La actual anarquía vial que padecen municipios como Cali, Palmira, Buga y Tuluá, es la consecuencia de no prevenir, con la debida anticipación, la desobediencia civil con la estricta aplicación de la ley y continua educación en el sentido de respeto a la vida e integridad personal de la gente.
La resistencia al cumplimiento de las normas de movilidad ha sido progresiva a través del tiempo hasta llegar hoy a un estado que es insoportable, reflejado en el rechazo a los controles por parte de las autoridades de tránsito, hasta el extremo de ver como los motociclistas destruyen su vehículo, antes que someterse a la ley.
De igual manera, vemos con indignación ciudadana, la desobediencia a las señales en los semáforos, a los pares respectivos y a la correcta velocidad permitida en la normatividad vial, y los excesos son recurrentes, como por ejemplo, las motos se atraviesan de un lado a otro, transportan al padre, madre e hijos, su velocidad es excesiva tanto en las calles municipales como en la carretera, principalmente en el tramo de la doble calzada Tuluá-Buga, donde se observa las irresponsabilidad en la conducción vehicular, como cuando en horas de la noche, no tienen las luces recomendadas, inclusive se ha puesto de moda, no llevar el casco protector, lo que nos parece el colmo de la irresponsabilidad.
En consecuencia dado el altísimo índice de accidentalidad, el número ascendente de víctimas, se impone necesariamente, cambiar la mentalidad de los conductores, haciéndoles ver la inmensa gravedad de su comportamiento, y esto se hace con base en la educación, las campañas preventivas permanentes, que no sean inusitadas sino que se conviertan en una costumbre necesaria, todo enmarcado en el respeto a la vida e integridad física de la comunidad en general.
Es necesario insistir en que las normas de movilidad se refieren al respeto y protección de la integridad física de las personas, a disminuir al máximo el dolor de las familias que sufren las consecuencias de la accidentalidad de todos los días y necesariamente esto pasa por el cumplimiento a la ley, no hay otra solución. Por lo tanto es urgente replantear el sistema actual de movilidad, empezando por la forma cómo se expiden la licencia de conducción, si se permite transitar al 57% de los vehículos sin la debida revisión tecno mecánica y a un 47% sin el Seguro Obligatorio y ser más estrictos en el cumplimiento de las normas viales, acabando de una vez con la laxitud de las autoridades en la actualidad, que conduce a los conductores a la violación de la norma, porque las multas no son suficientes cuando no se les cobra lo anunciado en la ley.
Es urgente iniciar la educación desde las clases en la primera infancia, formar al ciudadano desde su niñez, en el respeto a la ley y a la integridad física de las personas y al mismo tiempo aplicar lo que ya está mandado en la Constitución y demás normas viales consagradas en decretos y normas legales.
Hay que detener la anarquía vial sin miedo y temores, se necesita la autoridad, porque está en juego la vida misma de la sociedad, nada de permisibilidad, ya que la laxitud no ha servido para nada, antes por el contrario ha empeorado la situación de accidentalidad.