Hay un gran dolor de patria cuando todos los días vemos como nuestros héroes, soldados y policías, caen victimas de una violencia irracional que han implementado los grupos al margen de la ley como el clan del golfo, las guerrillas, los narcotraficantes en el tristemente famoso plan pistola. Para ellos es un triunfo acabar con la vida de aquellos hombres y mujeres que todos los días trabajan para salvaguardar la vida y los bienes de todos los colombianos.
Y es que nuestros policías y soldados que recorren toda la geografía colombiana se levantan cada día, y con su uniforme impecable se despiden de su familia, de su esposa, de sus hijos, de sus padres, para exponer su vida defendiendo a todos sus compatriotas, son nuestros héroes, son los que tienen que exponer su vida para luchar contra todo tipo de violencia de la cual somos testigos a través de los medios de comunicación social.
Ante esto no nos podemos quedar callados, debemos levantar nuestra voz de protesta contra todos aquellos que quieren imponer su voluntad a través de las armas y defender a nuestros policías y soldados que no solo están siempre con nosotros, sino que también tienen familias: son hijos, hermanos, padres, esposos los cuales quedan poniendo en manos de Dios a sus seres queridos una vez salen de sus casas a trabajar para ganar el sustento diario. Todos ellos, nuestros héroes, tienen una gran vocación de servicio, que tiene que ser valorada y apoyada por todos nosotros.
Nuestros agentes de orden merecen todo nuestro respeto y aunque existan algunos de ellos que no merecen portar el uniforme por comportamientos contra la dignidad de la institución que representan, y que deben ser jugados por la ley, tenemos que aceptar que la gran mayoría de ellos son hombres y mujeres de bien, que respetan y quieren la institución que representan y que a pesar del riesgo que representa, salen todos los días de sus casas con la frente en alto para defender a todos los colombianos. Que Dios proteja a nuestros héroes de la patria.