Los estamos acostumbrando y creemos que es una mala práctica, la de pasarnos todo el tiempo de campaña en campaña electoral y pensando casi por lo regular en los próximos representantes en el gobierno local, departamental y nacional, toda vez que quienes ejercen el poder en el presente, son sujetos a críticas desde todos los rincones de los más alejados pueblos y si se quiere estar al día en política oficial, solo es acudir unos minutos al parque y escuchar a todos los presentes.
Cuando estamos en medio de una pandemia, que ha resultado nefasta para el desarrollo social y económico del país, los aspirantes a la primera magistratura, comienzan a convocar a sus amigos para las alianzas correspondientes y a mover las fichas de acuerdo a sus conveniencias, con el único objetivo de ganar adeptos y parece ser que así terminará este mandato presidencial, en medio de una problemática social y económica profunda, que se mueve entre la inseguridad, la violencia y la corrupción rampante que no tiene fin.
Creemos que lo más sensato para el bien de toda la sociedad, es la unificación de las elecciones para alcalde, concejales, diputados, representantes y senadores, puesto que lo que sucede actualmente es como un galimatías que solo conocen y saben manejar los de siempre, es decir, los politiqueros de turno que queman incienso permanente a sus caciques en todos los estadios del poder estatal, sin importar para nada, el bien común, sino el lograr un “puestico” a como dé lugar.
La consecuencia, en primer término de esta nefasta modalidad, es la abstención, que en este país, cada vez, se incrementa en forma alarmante, lo que deslegitima a quienes asumen los cargos públicos y por lo tanto, no se obedecen sus proyectos en sentido estricto, sino que las soluciones a los problemas principales, quedan “cojeando” de una u otra manera.
Para lograr lo anterior, se hace necesaria la anunciada, pero nunca aprobada, reforma política, que ya en esta legislatura no se hará, porque el tiempo apremia y solamente se está pensando en las elecciones presidenciales, tal como lo afirmamos, con la esperanza de que algún día los políticos tomen conciencia de su necesidad prioritaria y no se la pasen de gobierno en gobierno sin hacer algo al respecto.
Ahora bien, no será correcto, que todo el mundo se ampare en la pandemia, para justificar su estancamiento, sino que debe echarse mano a las herramientas tecnológicas existentes para trabajar en los proyectos importantes que el país necesita.
Igualmente, los costos para el Estado que implican demasiadas elecciones es elevadísimo, sumado a ello, las que adelantan los partidos a su interior, con el fin de definir candidatos y otras, que tienen origen en el mandato popular, que también implican gastos onerosos aumentando el déficit fiscal de la Nación.
Unificar las elecciones, significa un ahorro, inmenso para todos, comenzando por los partidos políticos y obviamente el Estado, que también puede repercutir en la diminución de la corrupción, acompañante permanente, en las jornadas electorales. Ojalá, algún dia, veamos el inicio de esta propuesta sobre el tapete parlamentario, que no solo es nuestra, sino de la mayoría del pueblo colombiano.