Se veía venir. Asistí a una conferencia del maestro Rodrigo Uprimny en la Universidad Javeriana sobre el proyecto de ley que reglamenta la jurisdicción agraria, impulsada por el gobierno nacional para avanzar en la reforma agraria que inició.
Le pregunté cuál podría ser el “plan b” si el Senado abortaba dicho proyecto, e intuí en su respuesta que no consideraba la muerte de la iniciativa, a lo cual contrapuntee con ironía diciéndole que aquella alternativa era reelegir el progresismo. Sonreímos. Hoy, después de haber visto cómo el Senado fraudulentamente hundió la Consulta Popular, y ya sin ironía, valdría la pena preguntarse por la idea de una Asamblea Nacional Constituyente, como lo anticipa la senadora Clara López.
Anteriormente el Presidente habló de proceso constituyente en puerto resistencia en Cali, y el establecimiento económico con los megáfonos de sus medios corporativos se rasgaron las vestiduras, pero siguieron en la misma tónica nefasta de sabotear toda iniciativa gubernamental desde el poder legislativo o el poder judicial, solo porque son de Petro, sin escatimar que le niegan los derechos al pueblo colombiano.
“Esquilmarles las garantías laborales a 26 millones de trabajadores, solo hará que la gente entienda quiénes son sus enemigos empotrados en el Senado, aquellos que celebran y se burlan por tamaña hazaña porque saben que cualquier recurso legal al que se acuda para defender alguna reforma social lo manipulan también.
Por esto en el escenario actual no es estridente pensar que la única vía para reformar al Congreso y a las altas cortes es una constituyente, pues el problema es sistémico, más allá de que en la actualidad se puedan elegir unos buenos congresistas o magistrados. La derecha, en la que se camuflan muchos “tibios”, aún no se percata qué pudo haber vuelto a despertar la indignación