El “bicho” llegó con una lupa que puso en evidencia en mejor resolución un sinnúmero de situaciones y problemas tales como el abandono del Estado, las necesidades de tantas personas y, a la vez, la insensibilidad y falta de solidaridad de otras tantas.
Ahora que el país está enfrentando el tercer pico de la pandemia, los gobernantes no encuentran más alternativas para frenar esa ola, que la de encerrarnos a todos, sin sonrojarse por lo difícil que pasarán ese canazo muchas personas.
Y es que para quienes tienen una situación económica cómoda, les resulta muy fácil quedarse en casa y desde las comodidades de las mismas criticar y juzgar a quienes no tienen más opción que violar las normas del confinamiento e irse a la guerra del rebusque para poder llevar algo de comida a sus familias.
El covid-19 puso freno a muchísimas cosas, pero tristemente a los compromisos económicos de los servicios públicos, bancarios, gota a gota, entre otros, a esos no los tocó, por el contrario, parece que los repotenció como unidades de negocio; solo basta con preguntarle a alguien que haya pedido alivios financieros, para conocer la estrategia tan descarada y abusiva de los bancos con beneplácito del Gobierno.
No puede ser que esta situación tan difícil, que ha costado tantas vidas, que ha llevado a la quiebra a un número muy alto de empresas y que tiene aguantando hambre a millones de personas en todo el mundo, nos esté produciendo un adormecimiento psíquico que nos hace indiferentes de las necesidades de los demás y por ello los juzgamos.
Tantos meses sin producir, acabó con las reservas de muchos, por eso, si usted tiene y puede encerrarse con toda su familia para protegerla, hágalo, pero por favor no condene a quienes no corren la misma suerte.