Cuando en 1987 iniciamos con Ángela Chaguala esta quijotesca aventura, que ella abandonaría poco después porque creyó encontrar el amor de su vida, nunca pensamos que fuera a recorrer este gran tiempo sin faltar nunca a la cita con sus colaboradores y lectores.
Sea esta la oportunidad para agradecer de nuevo a unos y a otros su fidelidad para con la revista y su generosa solidaridad a través de este mágico periplo, que a la vez se ha convertido en un parapeto de resistencia frente a la banalización y a la estupidez con que día a día los detentadores del poder y la riqueza, amenazan con imponer en el mundo.
No hay duda que el arte y la cultura son los espacios de reflexión con que cuenta el espíritu humano para elaborar un alto, un fuerte dique que detenga esa carrera sin sentido con que se arrasa el planeta en nombre de la eficiencia, la producción y el progreso. Palabras que fueron despojadas de su íntimo significado para convertirse en vocablos aliados de la manipulación y el engaño.
Y, ya se sabe, es a la poesía la que corresponde la tarea principalísima de sostener en el cuerpo humano sus flujos vitales, alimentando nuestros centros de imaginación y pensamiento del cerebro a los intestinos, en lo que desde antiguo conocemos como la “inteligencia del corazón”.
Sin esta fuente de energía, quedaremos a merced del algoritmo en un mundo fatuo, aburrido y lleno de hombres grises y siniestros, como ya nos lo señaló Michel Ende en su maravillosa historia de Momo y Casiopea.
Por ello, para la edición conmemorativa que pronto el lector tendrá en sus manos, contaremos con una importante participación de poetas nacionales e internacionales, muchos de los cuales hicieron parte de la reciente versión del evento PoemaRio, que en Barranquilla dirige el poeta Miguel Iriarte.
Y, podrán regocijarse con las maravillosas fotografías de la artista bugueña Daniela Gómez.
Y recuerden, no hay vida, sin poesía.