Todos los colombianos que viajamos por carreteras nos acordamos cuando el gobierno Petro, en un acto de patriotismo, impidió que los peajes subieran a comienzos del año.
Seis meses después acaba de comprobarse que tan valiente actitud ni era patriotismo ni ayudaba a los colombianos a hacer menos angurrienta la resistencia a la inflación. Nada de eso. Era un acto populista. Ya se informó oficialmente que esa chambonada le representa un recorte al país para el mantenimiento de las carreteras de la suma nada despreciable de 800 mil millones de pesos. Es decir, que quienes decretaron la medida para ganar aplausos no hicieron las cuentas. Pero no solo han chamboneado con esa medida. Con igual bombo populista se le hizo una rebaja al SOAT dizque para remediar lo irremediable, el que no haya aseguradora que lo venda y para motos si que menos.
Por supuesto en los hogares colombianos donde existe una moto (y son casi 9 millones) hubo un alivio, pero por estos días cuando más de una se ha accidentado, nos informan que tampoco estudiaron la financiación del fondo que cubre esos accidentes y el desfase es de 450 mil millones. En otras palabras que el SOAT, no va a tener con qué cubrir los accidentes.
Pero como cuando se cham-bonea una vez y no se aprende, se sigue cham-boneando. Ahora se sospecha la utilización de las herramientas del estado no para defender los derechos de los ciudadanos sino para arrebatárselos y precipitar la crisis y, en medio de la crisis, decretar el estado de emergencia social y aprovechar para imponer la cuestionadísima reforma a la salud que ya le bloquearon a Petro y a la Corcho.
Y la crisis se precipitará porque el ADRES, que es la entidad que gira las platas para que lleguen a clínicas y hospitales, dizque no tiene fondos con que cubrir esas obligaciones porque el gobierno no calculó bien lo que debía aportar. Estamos gobernados por unos estupendos administradores especializados en la chambonería.