Siempre he sido un admirador de los caricaturistas por la facilidad que tienen de contextualizar en una imagen, con un poco de texto un hecho de gran impacto y que al común de los mortales nos demandaría varias cuartillas y cientos de palabras para sintetizarlo.
Hago este introito para recordar una caricatura de Beto Barreto publicada por el diario El Tiempo y donde se aprecia al papa Francisco alejándose cabizbajo de una trifulca en la que se aprecia un intercambio de golpes y acompañada de las frases: El mensaje del papa fue para usted y la respuesta de: no, fue para usted evidenciado que la visita del máximo jerarca de la iglesia a Colombia de nada sirvió, pues continuamos igual o peor que antes.
Con la muerte del papa Francisco se cierra un capítulo de la iglesia católica bajo la égida de un hombre sencillo, sereno, inteligente que fue capaz de renunciar a lujos y extravagancias para enseñarle a los sacerdotes del mundo que hoy se requiere de servidores cercanos, próximos a los fieles, párrocos que caminen por las comunidades, interactúen y se contagie de la necesidad de los hermanos.
Como católico que en el último lustro ha intentado caminar por el Sistema Integral de Nueva Evangelización (Sine) me ubico hoy en la línea de quienes creen que el sucesor del obispo argentino debe ser de esa misma línea de pensamiento que siga encaminando a la iglesia por los senderos de la reconciliación con profundo respeto por las diferencias humanas y ante todo que propugne por sanar las heridas que delitos como la pederastia abrieron y que hizo que muchos se alejaran.
Es indispensable que el nuevo papa mantenga la bandera de Francisco que, como resumió Matador en una reciente caricatura, ha dejado la vara muy alta. Hoy no se puede retroceder, no se puede regresar a los radicalismos que dividen y optimen y seguir en la construcción de una iglesia católica que sea la base de la fe mundial. Gracias papa Francisco por enseñarnos que la humildad es el pilar que debe sostener a los seres humanos.