Colombia lo necesita. Muy loable que el presidente Gustavo Petro haya ratificado en el Foro Económico de Davos (Suiza) su decisión de ser el héroe sin capa y el salvador del planeta ratificando que nuestro país no seguirá explotando las fuentes generado-ras de petróleo, gas y carbón, decisión que de acuerdo con los expertos aporta de manera ínfima al planeta, pues Colombia genera solo el 0,37% de la contaminación mundial por el uso de derivados de estos elementos naturales y en cambio sí podría llevar al país a una debacle dado que el plan para sustituir la no extracción de los hidrocarburos no existe o al menos no se conoce.
Y mientras el Jefe de Estado se pavoneaba como el Capitán Planeta en la fría ciudad Suiza y de paso despilfarraba una suma millonaria del erario para el montaje de la Casa de Colombia, Bruce Mac Master, presidente del Consejo Nacional Gremial advertía lo riesgoso que resulta tener una de las inflaciones más altas de la región andina y la desaceleración de la economía en regiones como Norte de Santander, donde los grupos al margen de la ley tienen declarado un paro armado que paraliza la producción de carbón.
A lo anterior se suma la creciente y asfixiante extorsión en todos los rincones del país (no es un asunto exclusivo de Tuluá) donde los grandes y pequeños comerciantes no saben qué camino coger, pues las autoridades parecen maniatadas ante estos intimidantes.
Y mientras esto pasa el presidente Petro sigue concentrado en lo no esencial, se autodenomina el rey ambien-talista, pelea con las Cortes, oposición y sus homólogos que no están en su línea de pensamiento.
Es por eso que digo al inicio que en la recta de llegar a los dos años de gestión: Colombia lo necesita. El país urge del líder que una y no divida, un Jefe de Estado en los territorios y no en los aviones. Un mandatario que entienda el momento del país y empiece a gobernar para que nos lleve a todos a vivir “sabroso” como diría la vicepresidente Francia Márquez.