Si hiciera una lista esta se haría interminable y por esa razón me detendré solo en el más reciente capitulo que tuvo como protagonistas a un grupo de adolescentes que en la lejana India, a 15.962 kilómetros de distancia jugaron con valentía llegando a la final de la Copa Mundial Sub 17 de Fútbol Femenino y aunque no se logró el título sí dejaron la bandera en lo más alto.
Ese momento de gloria, se vio empañado porque en este país, donde ser felices del todo no es posible, muchos desviaron la atención a las declaraciones del presidente Ramón Jesurún, declaraciones ceñidas a la verdad y ajustadas a la realidad del reglamento en torno a la premiación que no se asigna a los futbolistas amateur en la rama masculina y femenina no solo en Colombia sino en gran parte del mundo.
Como era de esperarse, esa respuesta del máximo jerarca de la Federación Colombiana del Fútbol lo llevó al muro de la lapidación pública, recibiendo todo tipo de insultos y no faltó, claro está, quienes ligaron el tema a la guerra de clases en la que nos quieren meter ahora o para aupar la tan cacareada inclusión y equidad de género, caballo de batalla de buena parte de quienes hoy ejercen liderazgo en el país.
Por fortuna, mientras aquí medio país despellejaba a Jesurún, en La India, las valientes gladiadoras colombianas se embriagaban de gloria para llegar a la final ante la encopetada España, faltándoles poco para que la dicha fuese completa. Para el dolor de quienes se aferraron al pero para no ser felices, don Ramón Jesurún fue el primero en la foto con las subcampeonas del mundo y como se dice en el argot popular, nadie le quita lo bailao.