El 2022 será sin duda un año marcado por la política y no en vano acudiremos en tres o quizá cuatro ocasiones a las urnas para elegir senadores y representantes a la cámara y presidente de la república, en uno de los periodos más difíciles de nuestra historia en medio de una pandemia que se niega a desaparecer y el pos estallido social que agudizó aún más la crisis del país.
Será entonces un periodo de prueba y nuestra remendada democracia nos pone nuevamente ante la posibilidad de elegir de entrada un nuevo congreso, elección que marcará de alguna manera el destino de la nación, pues nos daremos cuenta si lo acaecido entre enero y mayo de 2021 fue el nacimiento de una nueva fuerza ciudadana o se quedará en el alboroto de los jóvenes inconformes con el sistema.
De nuevo en la baraja hay hombres y mujeres deseosos de trabajar por el país, algunos de ellos con resultados probados y otros que llegan por primera vez en la búsqueda del favor popular. Debo decir que de los actuales congresistas una mínima parte merecen la reelección y se requiere de un buen juicio para saber a cuáles se les podrá dar ese voto de confianza o no.
Si miramos en nuestra comarca vallecaucana, hay algunos que no vemos hace cuatro años cuando recorrieron los 42 municipios buscando los respaldos y quienes tuvieron en el covid 19 la excusa perfecta para desaparecer, dejando en el olvido a sus líderes y por ende a los votantes, muchos de ellos llevando del bulto. Se pueden contar con los dedos de la mano los que con guantes, caretas y tapabocas llegaron con un mercado o al menos una botella de alcohol.
Así las cosas, quiero decirles en esta primera columna de 2022 que asumamos entre todos la responsabilidad de revisar nombres, mirar propuestas de los nuevos y si va a votar por uno de los ya conocidos esculque sus redes sociales, busque información sobre sus actuaciones y si vale o no la pena renovarles la confianza.
PD. Saludos a Maricel Viveros, humanista y fiel lectora de estas líneas.