De manera paulatina empieza a tomar forma la campaña política de cara a la contienda electoral de 2022 cuando una vez más esta democracia nuestra, golpeada por la corrupción y venida a menos, pero democracia al fin y al cabo, nos da la posibilidad de elegir nuevo congreso y presidente de la república en medio de una polarización que aumenta cada día y con una incertidumbre en la ciudadanía que se hace generalizada.
Y es que luego de un periodo tan complicado en medio de la pandemia y protestas sociales nunca antes registradas, el reto mayor de los dirigentes debería ser construir puentes que devuelvan la confianza a la gente, pero tristemente ese propósito no lo tienen claro y por el contrario se han dedicado a levantar muros que dividen y enfrentan a la gran base electoral en una ausencia total de propuestas.
Basta con observar los debates en el congreso o escucharlos en los medios nacionales, verlos o seguirlos en sus redes sociales para darnos cuenta como se despellejan políticos entrados en años y los de la nueva generación enfrentados en un tinglado donde intercambian golpes a diestra y siniestra con un lenguaje verbal que lejos de calmar los ánimos por el contrario lo agitan mucho dejando a la ciudadanía en medio de un juego cruzado que confunde y entristece.
De esa batalla campal en la que están metidos y pretenden inmiscuirnos a todos no se salva nadie y tanto en la izquierda como la derecha y hasta en el centro, las palabras ganan poder y se mueven en medio de un discurso incendiario que sigue minando la esperanza del pueblo que a esta altura mira todo desde la barrera de la incredulidad.
Qué bueno que de verdad en el país surgieran nuevos liderazgos, nuevas voces, nuevos aires que revitalicen la democracia y ofrezcan a la generaciones futuras una nueva Colombia, pero a decir verdad y aunque suelo ser 100% positivo no veo clara esa posibilidad y si las ciudadanías libres (ojo no son las de Petro) no reaccionan, vendrán días difíciles por lo que no queda otro camino que doblar rodilla ante el Rey de Reyes y Señor de Señores, el que todo lo hace y todo lo puede.