Muchos, nunca lo conocimos, pero seguramente lo leímos en sus textos periodísticos, los de media centuria de edad en adelante en la mítica revista Alternativa de los 70s, los de menos en El Espectador, y los de todavía menos en la revista Semana que hace poco terminó convertida en un vulgar panfleto del gobierno actual, hecho que debe estar haciendo revolcar en sus tumbas a sus fundadores y posteriores dueños liberales y progresistas, y provocó ahora la renuncia de sus mejores y principales plumas empezando por el icónico Antonio Caballero, el columnista que todos quisimos ser pero nunca lograríamos por su elevada erudición, pues como lo dijo un amigo, fue un homenaje a la inteligencia, que nos dejó la semana pasada.
En el momento de fallecer escribía para el portal digital de “Los Danieles”, con la misma fuerza que lo descubrí hace 20 años en las últimas páginas de le extinta Semana de la cual un tío supo regalarme la suscripción.Ya llevaba 30 años escribiendo nuestro admirado iconoclasta, por lo que procedimos a buscar toda clase de textos con su firma, sobre arte, sobre literatura, y hasta de la odiosa tauromaquia. En “Sin remedio”, su única novela, y quizás la mejor radiografía de la Bogotá ochentera, seguimos la búsqueda infructuosa del verso perfecto por parte del poeta Escobar, también quizás el alter ego del autor de la obra. Quedamos convencidos de la estupidez de la guerra contra las drogas, de la dañina vocación imperialista de los Estados unidos de Norteamérica, de la pérdida de rumbo del proyecto guerrillero en sus últimas décadas, y por sobre todo de la soberbia, insensatez y cinismo con que las élites de este país han manejado los destinos de la nación, élites a las que entre otras cosas pertenecía Caballero (nieto de expresidente de la república) por lo que tenía la capacidad de criticarlas y mofarse a la misma vez de ellas, y a la que dedicó su último libro “Historia de Colombia y sus oligarquías”, con el que hoy dicto una cátedra universitaria sobre problemática social colombiana. Los grandes del periodismo se despidieron de él. Con la misma dignidad desde este minúsculo espacio provinciano lo hacemos nosotros.
NOTA: A propósito de periodistas, imposible lamentar el asesinato de Marcos Montalvo, con quien se compartió empresa periodística en algún momento. Ojalá no pasase lo que ocurre siempre: que reine la impunidad.