El cine y la literatura han popularizado un vampiro muy particular, del que seguramente Drácula es el máximo exponente. Se trata de un ser que no está muerto, pero tampoco vivo, es decir, es inmortal y se alimenta de sangre humana. En el siglo XVIII el benedictino Augustin Calmet, escribió un Tratado sobre Vampiros.
En la antigua Roma, se hablaba de la existencia de estirges, una especie de aves nocturnas con alas de murciélago, que se alimentaban de la carne y de la sangre de los seres humanos. Desde hace algo más de 4.000 años, algunos textos sumerios, asirios y acadios hablan de un tipo de depredadores sexuales que se nutren de la sangre de los niños y de sus madres. El príncipe Vlad Drácula, es probablemente, la figura más notable del vampirismo.
Bram Stoker se inspira en él, para crear la versión moderna del conde Drácula, con base en la historia del príncipe feudal Tepes, que empalaba a sus adversarios de Valaquia –hoy Rumania-, batalló con turcos y cristianos para liberar a su pueblo, y por tal razón, entiendo, aún en la actualidad es considerado un héroe nacional. Según algunos historiadores, el citado príncipe tenía alrededor de 25 años cuando comenzó su reinado sobre Valaquia, aproximadamente en 1456. Se dice que era un excelente jinete y un hombre culto, conforme a los cánones de su época.
Se estima que, en un periodo de veinte años, mató a unos 15.000 súbditos, a veces por motivos políticos o por el solo placer de verlos morir. Se dice que fue tan popular, que sus victorias, incluso han sido objeto de homenajes gastronómicos. De hecho, el cruasán (croissant) fue la invención que, como tributo, hace un pastelero parisino en honor a la victoria de Viena sobre los otomanos.
Representaba la media luna de las banderas otomanas. De hecho, el cruasán es una pieza de panadería, que, con frecuencia, buena parte de occidente consume con café. Conforme a la Biblioteca Británica, Drácula utilizó armas biológicas contra los turcos. Por ello, enviaba a súbditos que habían contraído enfermedades contagiosas a los campamentos turcos, disfrazados de otomanos.
La película Drácula: dirigida por Francis Ford Copola (1992), basada en la novela homónima del irlandés Bram Stoker, cumple 30 años. Tal vez, una de las mejores versiones cinematográficas del popular vampiro. Dicho onomástico se celebra en diversos lugares del mundo con curiosas actividades. Además, este film, ha sido incluido en el catálogo de películas en los servicios de streaming.