La junta militar argentina que asaltó el estado el 24 de marzo de 1976 solo pudo fenecer el 10 de diciembre de 1983 cuando se restablecieron las instituciones constitucionales, pero el manto de impunidad persistió respecto de los autores de la hecatombe que posibilitó la desaparición de más de 30.000 personas, respaldada por el establecimiento gringo con su Operación Cóndor en el cono sur del continente, hasta que en 1985 el valeroso fiscal Julio Strassera inició la investigación penal que terminó en acusación ante la Corte Suprema de Justicia.
El equipo del fiscal estuvo acompañado por un grupo de arrojados jóvenes abogados, y Luis Moreno Ocampo que tiempo después sería el primer fiscal en jefe de la Corte Penal Internacional. En la sentencia fueron condenados a cadena perpetua Rafael Videla y Eduardo Massera, cuya audiencia tuvo un momento sublime con el alegato de conclusión de Strassera que finaliza con la frase que sirvió de título al “informe Sábato” sobre desaparición de personas: ¡Nunca más!
Porqué traer a colación este largometraje, además de qué es un material de gran factura que cosechará premios internacionales y contó con el protagónico de quien es quizás el mejor actor latinoamericano, Ricardo Darín.
Porque acá en Colombia hace unos años estamos viendo un proceso de justicia transicional y restaurativa con el tribunal de la Jurisdicción Especial para la Paz, tan vilipendiado por el gobierno anterior y en general por el uribismo que no se resiste a saber que la verdad genocida del conflicto armado que hemos padecido saldrá a la luz y muchos de ellos están implicados.
Si bien es cierto no habrá cadenas perpetuas a quienes sabemos se las merecen, dado que el sistema tiene un enfoque de justicia, verdad, reparación y no repetición, deberíamos como sociedad volcarnos a apoyar las que serán sus primeras y próximas condenas, para que podamos pasar en parte la página, como en Argentina en 1985.