Los colombianos somós reconocidos en el mundo por alegres, extrovertidos, pujantes y apasionados, esa condición es el resultado de la diversidad cultural de nuestras regiones.
Paisas verracos y trabajadores, vallecaucanos alegres y soñadores, cundiboyacences educados, pacíficos y caribes bendecidos representantes del folclore y el deporte.
A reglón seguido, me hago la pregunta: ¿a quién representa verdaderamente el Presidente, al 50%, al 70% o a cuántos colombianos? La respuesta no la tenemos, lo que sí es claro es que: el cacareado cambio parece ser, del Estado oligarca por el que tanto destruyeron, a una “monarquía” en la que el derroche y despilfarro será el derrotero de los nuevos monarcas, con los impuestos de los plebeyos.
¿Así que entonces a quién representa? Yo diría que Gustavo I y su reina consorte representan la megalomanía, creen en sus propias mentiras y las defienden a muerte, representan el abuso del poder y se esfuerzan por exculpar sus acciones, culpando a su antesesor como si no conociéramos su talante de palabrero y sibarita.
Representan la chicanería y lo que en el pasado criticaban por no poder hacer, hoy que pueden se sacian en mostrárselo al mundo con soberbia y algo de narcisismo.
Representan a los incumplidos, impuntales, a quienes reculan de acuerdo a la situación. Gustavo I y su briosa reina consorte representan la antítesis del bello pueblo colombiano, pueblo resiliente y pujante, que trabaja y lucha con pasión por alcanzar sus metas y sueños a pesar de haber pasado por 18 guerras civiles y 60 años de violencia macondiana.
Sobran razones para decir que, Gustavo I hará alianzas con el mismo diablo, si toca, por alcanzar sus metas personales y sus compromisos globales con la izquierda Latinoamérica, esa de el foro de Sao Pablo.
Gustavo I odia la justicia y toda forma de hacerla cumplir pues cree que el Policía y el Militar han sido el obstáculo para alcanzar los planes de una Latinoamérica comunista y anárquica. Gustavo I es mentiroso compulsivo , le encanta ir en contra del establecimiento pero a la hora que esté en llamas de seguro será el primero que salte del barco y con dedo inquisidor entregue a sus compinches y testaferros.
Gustavo I soñaba con el poder, pero hoy en la realidad de nuestro país no sabe qué hacer con esa granada desasegurada y con 7 segundos para estallársele en la mano.
Sin generalizar pienso que una gran parte de nuestra sociedad se ve representada en lo que es hoy por infortunio de muchos colombianos el Neo Rey Gustavo I. Ojalá ese pueblo caído en la desgracia por polarización no tenga que recurrir a matar a su rey.
Hacemos votos porque el “rey” vuelva a recular, componga el camino y en 4 años se vaya por las buenas o abdique por el bien de la Patria.