A algunas niñas, niños, jóvenes y adultos nos gusta disfrazarnos, a otros no; unos aprovechan para ponerse un disfraz el 31 de octubre, otros para quitárselo y hay quienes cambian de máscara de un momento a otro, según les convenga. La imaginación nos permite jugar a ser un personaje, un superhéroe o lo que queramos ser, el disfraz les da vida.
Cuando de Lobos disfrazados de Ovejas se trata, es importante no ser ingenuas Caperucitas (o caperucitos), pues hay personas que de manera astuta, con engaños y falsa amabilidad, quieren ganarse la confianza de otros para aprovecharse maldadosamente.
En estos tiempos tecnológicos, digitales, de actividad virtual y aplicaciones sociales por doquier debemos estar atentos a lo que consume nuestra niñez y revisar los lugares por donde navegan en la red. Ellos corren mayor riesgo, ya que a través del engaño son seducidos y conquistados por adultos con palabras dulces, los cuales generan un vínculo de supuesta amistad para pedir fotografías y videos de tipo sexual.
En un principio dichas peticiones no son percibidas como peligrosas por los menores, luego de un tiempo se pueden sentir incómodos y cuando se rehúsan son chantajeados, amenazados y obligados a enviar más y más con el fin de no revelarlo a los padres ni viralizarlo. Lo anterior es conocido como, ciberbullying, (matoneo en red) grooming (acoso) y la sextorsión (extorsión sexual).
Los adultos debemos estar informados, empoderados y pendientes de lo que los niños hacen en las redes puesto que es un portal donde de manera ingenua pueden encontrar temas, imágenes, videos y toda clase de cosas no aptas para ellos, en la medida de lo posible, evitemos darle un aparato tecnológico sin mayor necesidad.
Hay mucho tipo de disfraces y máscaras, procuremos ser transparentes con nosotros mismos, honestos con los demás y sobretodo cuidar a nuestra niñez de peligrosos lobos en la red.