Almacenes LEY, sigla que se tomó del nombre de Luis Eduardo Yepes quien, que por allá en la década de los treinta del siglo XX, decidió darle a Barranquilla una propuesta de mercado diferente y que paulatinamente se fue extendiendo por el país hasta hacer presencia en las capitales y en las ciudades intermedias, siendo Tuluá una de las primeras en recibirlo.
En la Villa de Céspedes fue ubicada en la carrera 27 con calle 27 y allí permaneció hasta cuando sus propietarios lo vendieron a Almacenes Éxito.
Don Mario Hernández, exconcejal y comerciante, recuerda que el primer administrador fue el señor Jaime Cuartas Nieto y abrió sus puertas con la no despreciable cifra de 120 empleados, dándole una dinámica diferente a la calle Sarmiento que, en esa época, no era semi peatonal y su flujo vehicular corría en sentido occidente- oriente.
DATO: La temporada escolar y la de navidad eran las más esperadas por los compradores de la región.
Y es que desde su llegada el LEY, por elevada fachada y sus letras milimétricamente elaboradas y donde predominaba el rojo con blanco, resaltaba en la que posteriormente trascendería como la gran manzana comercial.
“Sin duda fue un gran acontecimiento la llegada de ese almacén que por su tamaño y variada oferta atraía a los compradores de todos los sectores de Tuluá y los que llegaban de los municipios del centro y norte del Valle, pues en el LEY usted compraba desde un par de medias, el mercado o simplemente desayunaba en el local”, dice Hernández tras agregar que los precios no tenían competencia.
“Para mí la llegada de ellos a Tuluá marcó un antes y un después y como sucede ahora con la aparición de tiendas como ARA, D1 o las grandes superficies, también hubo en esa época de que fueran absorbidas las tiendas de barrio, pero al final hubo mercados para todos”, añade.
Llegó don Julio
Si por algo se recuerda al LEY es por la llegada de Don Julio, un personaje que al parecer nació en la fría Bogotá donde fue presentado en un desfile entre pitos y tambores y desde entonces era esperado, pues con él llegaban “los bajitos” es decir, la temporada de promociones y descuentos.
Don Julio llegó a convertirse en un personaje que alguna vez un medio nacional, no se sabe si como parte de la estrategia comercial de la empresa, informó sobre el arribo al aeropuerto Matecaña de Pereira, tripulando su propio jet, el excéntrico y millonario personaje que desde hace varios años viaja por el mundo haciendo la alegría de grandes y chicos con sus fabulosos regalos, historia que obvio era fruto de la fantasía.
Otros suponían que el hombre elegantemente vestido era uno de los dueños de la joven compañía que se abría paso en las principales e intermedias ciudades del país que por esos años se dividían el poder liberales y conservadores.
En 1963, el Ley incluyó más ofertas y promociones en las que intervenían artículos deportivos y ampliaron los productos con descuento para la casa. Fue así como se desarrollaron las siguientes estrategias comerciales: Fútbol Ley, la canastilla de la suerte, la venta sorpresa, la venta relámpago, entre otros.
“Finalizando los setenta, la empresa que llevaba un poco más de 45 años en el mercado local, decidió rebautizar a Don Julio con el concepto de El gordo del año, interpretado por Justianiano , el de las aventuras de Montecristo.
Son varios los actores que le dieron vida al mítico personaje comercial y uno de los más recordados es el argentino César Escola, quien representó por los años noventa, durante siete años, la promoción del mes de julio.
Son sin duda muchas anécdotas que existen frente a esta marca comercial que le dio identidad a la calle Sarmiento y hoy son muchos los tulueños de la vieja guardia que todavía dicen: nos vemos en la esquina del LEY.