Sus inicios en el mundo del arte fueron a través de la música en el género popular en el que tiene más de 300 composiciones, 45 de las cuales están grabadas y varias de ellas con millares de reproducciones en las plataformas digitales.
De hecho y según lo relata, su llegada a la pantalla grande se dio al querer imitar a grandes de la música ranchera como Pedro Infante, José Alfredo Jiménez, Vicente Fernández, entre otros, quienes hicieron de la música y la actuación un coctel exitoso.
Su estilo para cantar y las letras de sus canciones recogen la historia de un hombre campesino que ha sabido conquistar con su humildad y sencillez los escenarios, pues, como él mismo lo dice, nunca se ha creído el cuento de ser figura.
Atrapado por el cine
Aunque lo suyo desde un principio fue cantar, a Gilberto Obando, el alcaladino más famoso en los últimos tiempos, su pasión por el cine le llegó a través de Chamán, el Último Guerrero en el año 2016, filme grabado en el Putumayo y que recoge la historia de dolor tras la minería y su paso avasallador por los territorios de Colombia. En esa película de Sandro Meneses Potosí se estrenó como actor en 2016 y se podría decir que fue ese espacio entre cámaras y claquetas donde descubrió su pasión por el cine.
Después llegó Viacrucis, una película cargada de humor y drama grabada en Timbío, departamento del Cauca, en la que se recrearon los aspectos más humanos de los preparativos de una Semana Santa en los pueblos de Colombia. La película de Harold De Vasten ratificó el talento del vallecaucano.
Gallo de Pelea, el nuevo reto
En el 2019 y sin imaginarse el vuelco que el mundo daría, se embarcó de nuevo junto a De Vasten en la grabación de Gallo de Pelea que se rodó en los paisajes de Trujillo, Jardín del Valle del Cauca y donde encarna a “Gilbertico”, un campesino en el que encontró el sentir del trabajo en las montañas colombianas.
Justamente al momento de reunir los insumos para esta nota, Gilberto Obando Echeverry, estaba llegando a Pasto para tomar parte de un festival en la capital nariñense. Gallo de Pelea desde su estreno ya ha estado en ocho eventos e incluso en el Festival de Salento fue la preferida del público.
Sin titubear, Gilberto dice no tener nada de un gallo de pelea, pues por el contrario es un pacifista consumado, pero reconoce que el personaje que encarnó le dejó grandes lecciones de vida, pues es el reflejo de la humidad, sencillez y calidad humana del campesino colombiano.
Proyectos en camino
Una vez termine el proceso con Gallo de Pelea, el actor y productor se embarcará en dos nuevos proyectos, uno de corte ecológico y ambiental bajo el nombre de Eulises y el Mar, que se grabará en varios escenarios del Pacífico colombiano.
Posteriormente, aspira iniciar La Montaña del Silencio que se rodará en varias localidades del departamento de Nariño. Para Gilberto Obando hoy el cine es una razón de vida y más cuando se cuentan historias que dan vida a personajes de carne y hueso, con relatos reales con los cuales se puede construir un mejor país.