En las últimas semanas, la Aeronáutica Civil, los ministerios de Transporte y de Comercio, Industria y Turismo, los concesionarios aeroportuarios, las aerolíneas, organizaciones del sector (como la Asociación del Transporte Aéreo Internacional -IATA-), entre otros, han aunado esfuerzos para pulir estos protocolos, incluso, de la mano de autoridades de aviación del mundo como las de China y Corea del Sur.
La ministra de Transporte, Ángela María Orozco, dijo que “se ha trabajado en protocolos de bioseguridad para el momento en el que se restablezcan los vuelos domésticos. Sobre los internacionales todavía no hay una definición”.
Incluso, manifestó que todavía en el ajuste de los nuevos parámetros para volver a volar se adelanta el debate de la silla de por medio al interior de las aeronaves. “Algunas compañías lo han adoptado como práctica. Es necesario restablecer la confianza de usuarios en el transporte aéreo”, aseguró la funcionaria.
El director de la Aeronáutica Civil, Juan Carlos Salazar, explicó las dimensiones que tendrán los protocolos de bioseguridad sin perder de vista, más allá de la conectividad aérea esencial, que prime la vida y la salud de usuarios, tripulantes y personal de las terminales aéreas.
Los lineamientos de la nueva normalidad aérea que se viene incluyen, en primer lugar, que antes de un vuelo (y en el momento de su arribo a la ciudad de destino) se controle la temperatura de los viajeros. Seguido de esto, detalló el Director, “se tiene previsto el ingreso restringido a los aeropuertos, solo entran pasajeros y quienes trabajan allí. Buscamos reducir las aglomeraciones. Vamos a pedir a los pasajeros que lleguen con su chequeo electrónico para evitar demoras y congestiones”, agregó.
Por otra parte, explicó, se exigirá el uso de elementos de protección personal como tapabocas. Asimismo, dejó claro que a los viajeros que lleguen a las terminales a tomar sus vuelos se les pedirá que de forma expedita se dirijan de inmediato a las salas de abordaje para evitar que en las zonas comunes se formen aglomeraciones.
En cuanto a desinfección y limpieza, el protocolo establece parámetros para que los responsables de operar los aeropuertos hagan procedimientos de rutina que involucren salas de abordaje, áreas públicas, entre otros espacios.
De igual forma, con los protocolos los usuarios, tripulaciones y empleados de los aeropuertos quedan obligados a respetar el distanciamiento social en áreas como, por ejemplo, counters, escáneres y, también, en las filas para el abordaje de las aeronaves.
Por otra parte, al interior de los aviones no se prestará servicio a bordo y se pedirá a los viajeros no utilizar sistemas de entretenimiento a bordo (como pantallas, teléfonos móviles, entre otros) y, tampoco, los baños.
De igual forma, este protocolo impartirá instrucciones a aeropuertos y aerolíneas para que su personal use todos los elementos de protección necesarios y se capacite correctamente para identificar a tiempo situaciones de riesgo biológico y reaccionar de manera adecuada.
“Además de pedirles a aerolíneas y a aeropuertos implementar procesos de desinfección especial, será necesario que actualicen su plan de emergencias para así tener capacidad de reacción ante el riesgo biológico”, afirmó Salazar.
Entretanto, la Asociación del Transporte Aéreo Internacional (que representa a 290 aerolíneas que suman el 80% del tráfico mundial), respaldó el uso de tapabocas para los usuarios y de mascarillas para las tripulaciones, pero rechazó el distanciamiento social a bordo, con el que el que las sillas intermedias se dejarían vacías.
“La industria de la aviación trabaja con los gobiernos para reanudar la actividad en un entorno de seguridad. La evidencia sugiere que el riesgo de contagio a bordo de un avión es bajo. Debemos encontrar una solución que combine confianza para los pasajeros y costos asequibles para las aerolíneas”, afirmó Alexandre de Juniac, consejero delegado de la Asociación.
Tomado de El Tiempo