El siniestro se produjo tras un deslizamiento de tierra que provocó el colapso del socavón donde laboraban los trabajadores. Entre las víctimas se encuentran cuatro colombianos y tres extranjeros, quienes quedaron sepultados bajo toneladas de terreno y habrían fallecido por asfixia, debido a la falta de oxígeno en el interior de la mina.
Las autoridades identificaron a los fallecidos como Dayro Guerrero, Alejandro Larrahondo, Robert Balanta, Gabriel Balanta, Neftalí Trochez, N. Balanta y Carlos José Piña. Todos fueron hallados juntos, sin signos vitales, después de nueve días de intensas labores de búsqueda y rescate.
Durante la operación, equipos de la Defensa Civil y del Grupo de Salvamento Minero de la Agencia Nacional Minera, con el apoyo de maquinaria pesada facilitada por la Alcaldía local, trabajaron de manera continua para remover los escombros. En paralelo, las guardias comunitarias tuvieron que intervenir para mantener el orden, pues decenas de personas se acercaron al sitio con la esperanza de encontrar oro entre el material removido.
El alcalde de Santander de Quilichao, Luis Eduardo Grijalba, lamentó la tragedia y reiteró la necesidad de revisar de manera urgente la actividad minera en la región.
“Los riesgos laborales y las implicaciones en la seguridad del territorio no pueden seguir siendo desatendidos por el Estado ni por las autoridades competentes”, expresó el mandatario.
La tragedia ha reabierto el debate sobre las condiciones de seguridad en las minas artesanales del norte del Cauca, donde cientos de familias dependen de esta actividad para subsistir, pese a la falta de garantías y controles adecuados.