Su hija Johana Quique Arana, hoy día residenciada en España, manifestó su frustración por no haberlo podido traer a su patria de nuevo y aseguró que el suyo es el mismo drama que afrontan muchas familias colombianas.
“Hace sólo unas semanas atrás logré un contacto con él vía telefónica y a pesar de la precariedad siempre trataba de mantenernos optimistas”, comentó la compungida mujer.
Ahora los esfuerzos de la familia de este ciudadano que estaba condenado a la pena de muerte, se centran en lograr la repatriación de su cuerpo a territorio colombiano.