Los hechos
Todo ocurrió en horas de la tarde del lunes festivo 15 de agosto. Muchas personas deambulaban por el sector de la plaza de mercado, otras departían en los sitios aledaños, uno de ellos el bar ‘La Barra’. Allí, se encontraba una dama, perteneciente a una familia muy reconocida en esta localidad, que había llegado a Toro de visita, pues desde hace un tiempo estaba residiendo en territorio panameño. En el lugar, departía junto a su padre y otras personas.
De un momento a otro y sin que nadie se percatara, aparecieron dos sujetos, según versiones de testigos, quienes dispararon en repetidas oportunidades contra la mujer, identificada como Andrea Lucía Mejía Rengifo, de 39 años de edad, pero también arremetieron contra su progenitor, Javier Mejía Lozano, de 59 años.
En el ataque a bala también fue impactado por algunos proyectiles otro hombre, se trata de don Jesús María Villada Grisales, de 54 años de edad, una persona que gozaba del aprecio de quienes habitan en esa zona del departamento. Ellos fueron las víctimas fatales, porque en el sangriento atentado también hubo otras dos personas lesionadas que fueron trasladadas inicialmente hasta el Hospital local, pero luego remitidas hasta centros asistenciales en Tuluá, con heridas de bala en piernas y brazos. Hubo otros lesionados, pero que fueron dados de alta rápidamente, pues no revistieron mayor gravedad, solo que fueron alcanzados por esquirlas de vidrios en el sitio de los hechos.
Recompensa
Una vez se conocieron los hechos las autoridades hicieron presencia en el lugar e iniciaron con la búsqueda de los responsables, quienes se desplazaban en dos motocicletas. Los parrilleros fueron quienes dispararon.
DATO: 39, 54 y 59 años eran las edades de las personas baleadas en el ataque armado del lunes festivo.
Horas después, el alcalde de este municipio, Juan Carlos Escudero, ofreció una recompensa de 30 millones de pesos por información que permitiera dar con la captura de los responsables de esa masacre. Sin embargo, el martes 16 de agosto y después del consejo de seguridad extraordinario que se llevó a cabo, esa suma varió y ahora el monto es de $40 millones por quien proporcione información para dar con los autores de ese múltiple homicidio.
¿Quiénes eran?
Muy reconocidas y apreciadas eran las víctimas de esta acción violenta. Jesús María Villada, residía en un predio a la salida del área urbana de Toro, en la vía que comunica hacia el corregimiento de San Francisco. Un allegado comentó: “la muerte de este señor ha dolido demasiado en Toro, al igual que la del señor Javier Mejía, padre de la muchacha muerta. Eran dos seres humanos que nadie tenía ninguna referencia mala de ellos”.
Precisamente, otra persona agregó una interesante y emotiva anécdota sobre Jesús María: “él vivía con su esposa y se caracterizaba porque siempre salían juntos y bailaban ellos dos, se besaban en donde estuvieran y Jesús era amigo de todo el pueblo, nunca se vio metido en problemas y gozaba de buenas relaciones con las personas y la gente lo apreciaba demasiado por ser respetuoso. Era un ícono del pueblo. Don Javier, por su parte, se dedicaba al tema de comprar chatarra y le ayudaba a su esposa Lucy con la entrega de arreglos florales”.