Juan Miguel Calero Martínez, según informaciones establecidas por EL TABLOIDE, fue hallado en horas de la noche por su abuela, colgado a una soga que amarró a su cuello y a la viga de la cocina de la vivienda. Sin dar crédito a lo que acababa de ver, la mujer rápidamente pidió ayuda para conducir al menor de edad a un centro asistencial de la localidad, desde donde decidieron trasladarlo al hospital de Buga, donde finalmente se certificó su muerte por asfixia.
De acuerdo con datos entregados por allegados, el niño, horas antes de tomar la fatal determinación, fue visto en la casa de un vecino, actuando de manera normal, por lo que nadie sospechó sobre lo que haría minutos más tarde.
DATO: La familia asegura que no le vieron cambios de comportamiento que hicieran pensar que se quitaría la vida.
Sobre los motivos que habría tenido para quitarse la vida, la secretaria de Salud del Valle, María Cristina Lesmes, habló de este y otros tres casos presentados recientemente en el departamento, como una posible consecuencia de los juegos peligrosos en los que actualmente se involucran los jóvenes y que terminan mal y hasta en la muerte.
Sin embargo, las autoridades del Primer Distrito de Policía analizan otras circunstancias que pudieron conducir a este estudiante de octavo grado del colegio Alfonso Zawadzky, a suicidarse.
Sobre Juan Miguel, sus amigos aseguraron que era alegre, amable, extrovertido, pero especialmente muy inteligente.
“Casualmente, el fin de semana pasado, lo vi en una cabalgata que se hizo en el pueblo, muy contento y disfrutando del evento, tal cual como era su personalidad”, aseguró la madre de una de sus compañeras de estudio que, además, hizo énfasis en el gusto del pequeño por la práctica del fútbol, no en vano era fiel hincha del América de Cali.
En medio del dolor que causó la temprana partida de este niño, amigos y familiares, entre ellos su padre que se radicó en Chile desde hace nueve meses, acompañaron el féretro hasta su última morada, en ceremonia realizada el pasado miércoles.
De otro lado se pudo conocer que hace poco tiempo el menor residía, junto a su señora madre y su hermana, en la casa de la abuela, la misma en que tomó la decisión de no vivir más, pues anteriormente habitaban una finca cercana al municipio de Guacarí.