Aunque este hombre, que se gana la vida como conductor de vehículos de transporte público, aparentemente se nota calmado, por dentro lleva el sufrimiento.
Él, con agrado recuerda a sus muchachos. Lo que sí aún no ha podido establecer con certeza, es la forma en que se registraron los hechos ni el lugar donde ocurrió este doble crimen.
DATO: Siete meses llevaba Juan David en México. Su hermano Luis Eduardo solo 17 días.
Recurriendo a medios locales del estado mexicano de Michoacán, especialmente de su capital Morelia, dan cuenta de un triple homicidio ocurrido el lunes 2 de mayo, o al menos informado ese día, en la colonia La Muda, perteneciente al municipio de Sahuayo.
En la redacción de la nota, publicada en la web de la Voz de Michoacán el pasado lunes 2 de mayo, informan sobre el asesinato o al menos el hallazgo de los cuerpos sin vida de tres personas de sexo masculino en un predio baldío del citado lugar.
Los cadáveres, que tenían signos de violencia, no pudieron ser identificados inicialmente, solo uno de ellos como Luis Eduardo N., y presentaban heridas de bala en diferentes partes del cuerpo.
Ese hecho se sumó a la ola de violencia que arrastra ese estado y que en solo tres meses dejó más de 750 personas asesinadas.
Ilusiones rotas
No obstante, cuando los hermanos Juan David y Luis Eduardo viajaron a territorio azteca, lo hicieron pensando en labrarse un mejor futuro para ellos y seguramente también para sus seres queridos, especialmente el mayor de los hermanos, quien era papá de dos niños que ahora quedaron huérfanos.
Esa sería su motivación, para haberse decidido a viajar hasta México hace siete meses, dejando atrás un empleo con una firma contratista de la empresa que maneja una de las concesiones viales en el departamento del Valle.
Por su parte, Luis Eduardo, el menor, quien hasta hace algunas semanas estuvo laborando como conductor de un vehículo de transporte público entre Tuluá y Andalucía, había llegado solo 17 días antes de su muerte a ese país, con la misma ilusión de salir adelante y forjarse un porvenir.
En Andalucía, don Ramiro, que se comunicaba casi a diario con ellos, dijo que el domingo 1 de mayo, desde las horas de la tarde, no volvió a saber nada de ellos. No contestaban ni tampoco devolvían los mensajes.
Sin embargo, lejos estaba de imaginarse lo que había sucedido.
Pero hay quienes dicen que las noticias vuelan y así sucedió porque el lunes 2 de mayo recibió la llamada que lo dejó frío, como si le hubieran echado un baldado de agua congelada.
Ahora, está a la espera de la repatriación de los cuerpos. De los trámites legales para que los cadáveres de sus hijos sean trasladados hasta su pueblo para darles cristina sepultura. Un familiar en México se está encargando de todo ese tema.
Él y sus familiares solo saben que los muchachos están muertos. Las circunstancias de modo y lugar son un misterio para ellos. Incluso, muy poco se ha comentado de la labor que ellos realizaban en Michoacán.
Lo único cierto es que solo quedarán los recuerdos de aquellos estudiantes que cursaron estudios de secundaria en la capital vallecau-cana, pero que desde hace varios años estaban residiendo en Andalucía, la tierra de su padre.