No aprendió a montar a caballo porque donde trabajó las carreteras pasaban cerca y se movilizaba en motocicletas.
Su triunfo en Yo me llamo como Julio Jaramillo le permitió recorrer gran parte del país, especialmente los departamentos del Cauca, Nariño, Antioquia, Valle del Cauca y parte de la Costa Atlántica, donde repitió en varias ciudades.
Al comienzo del 2020 estuvo en Emiratos Árabes y se preparaba para la gira por los Estados Unidos cuando llegó la pandemia del covid-19 que lo obligó a regresar a Gigante, Huila, donde estuvo por cuatro meses con su familia.
Solo hasta hace pocos meses regresó a La Victoria, desde donde ha realizado varios conciertos virtuales y prepara su próxima producción discografica para el sello Posada Records con 15 canciones inéditas.
Ahora solo espera vivir con calma su sueño musical. No piensa en excesos, tampoco en lujos, pero ve un futuro bastante prometedor, más que cuando duraba horas en el campo con un rastrillo y un azadón.
Quiere seguir homenajeando a Julio Jaramillo con su música. Sin embargo, también sueña que Colombia lo conozca como Róbinson Silva, el hombre de Gigante, Huila, que no dejó de perseguir su sueño y ahora brilla con luz propia.