No todos los cierres son finales. Algunos son, simplemente, la manera responsable de seguir adelante.
Este es el último editorial de EL TABLOIDE en papel. La última vez que estas páginas impresas llegan a las manos de nuestros lectores después de 50 años de circulación ininterrumpida en el centro y norte del Valle. Y aunque el papel se despide, la historia no se apaga.
EL TABLOIDE nació en 1975 por la convicción y la valentía de José Wenceslao Espejo, un periodista que creyó, cuando no era fácil creer, que esta región merecía un medio propio, cercano, independiente y comprometido con su gente. Fundar un periódico regional en esa época fue un acto de coraje y de visión: mirar donde otros no miraban y contar lo que muchos no contaban.
Tras su ausencia, el periódico no se detuvo. Nilsa López de Espejo, su esposa, asumió la dirección en uno de los momentos más difíciles de esta historia. No solo lo continuó: lo sostuvo, lo fortaleció y lo llevó adelante con entereza, disciplina y una profunda vocación de servicio. Gracias a su liderazgo, EL TABLOIDE no solo sobrevivió, sino que se consolidó como un referente del periodismo regional, respetado, leído y creíble.
Durante cinco décadas, este periódico fue parte de la rutina de miles de hogares. Cada sábado, desde muy temprano, EL TABLOIDE estaba en la mano de los lectores: en la puerta de la casa, en la tienda del barrio, en la finca, en la mesa del desayuno. No era solo un slogan; era una costumbre, un encuentro, una forma de empezar el fin de semana informados.
Desde estas páginas contamos alegrías y tragedias, denunciamos injusticias, respaldamos causas sociales, narramos la vida del campo y de la ciudad y defendimos siempre la importancia de informar con responsabilidad, independencia y cercanía.
El papel nos permitió entrar a los hogares, construir memoria y dejar constancia de una época. Fue escuela, oficio y compromiso. Fue también sacrificio silencioso, trabajo constante y amor por contar bien las historias.
Hoy cerramos esta etapa con gratitud: a los lectores que confiaron, a los periodistas y trabajadores que dejaron aquí su esfuerzo, a los anunciantes que creyeron en el periodismo local y a una comunidad que hizo suyo este medio.
Pero el periodismo no vive solo en el papel. Vive en la ética, en la vocación y en la decisión de seguir contando la verdad. Por eso, EL TABLOIDE continúa. Cambia el formato, no el propósito.
Este no es un adiós para siempre. Es un hasta luego. Seguimos en digital, con la misma convicción que inspiró a su fundador y con la misma firmeza con la que Nilsa de Espejo lo llevó al lugar alto donde hoy se encuentra.









