«Cada colino que llega a manos de nuestros caficultores es una apuesta por la economía rural, por las familias que viven del grano bandera de este pueblo y por los jóvenes que sueñan permanecer en el campo sin abandonar sus raíces. Porque en Sevilla, el progreso se cultiva con las manos del campesino, el corazón de la tradición y la fuerza de quienes creen que el campo no es pasado» dijo el alcalde Manuel Quintero Ceballos. «Lo que buscamos es que el amor por la tierra, la tradición cafetera y el relevo generacional del campo sevillano siga floreciendo», puntualizó.











