La mujer, quien se encontraba con su nieta de dos años en el lugar de los hechos, utilizó su cuerpo para proteger a la pequeña de las llamas. Su valentía le dejó quemaduras en el 98 % de su cuerpo, mientras que la niña resultó con lesiones en el rostro, brazos y piernas. Ambas permanecen hospitalizadas.
La tragedia se produjo hacia las 2:30 de la tarde, cuando un tráiler que transportaba más de 49.000 litros de gas LP volcó y explotó, generando una bola de fuego que alcanzó hasta 30 metros de altura y arrasó con vehículos y viviendas aledañas. El saldo preliminar es de al menos cuatro personas muertas y más de 90 heridas, 19 de ellas en estado grave.
Las autoridades confirmaron que el fuego ya fue controlado y que el chofer de la pipa, quien sobrevivió, permanece bajo atención médica. La jefa de Gobierno, Clara Brugada, informó que se han dispuesto operativos de emergencia, traslado de heridos en ambulancias y helicópteros, así como la coordinación entre bomberos, Policía y Protección Civil.
El estallido provocó daños en al menos 28 vehículos y obligó al cierre de la zona por varias horas. Testigos narraron escenas de pánico mientras la onda expansiva alcanzaba incluso al segundo piso del distribuidor vial.
La Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) señaló que la pipa pertenece a la empresa Transportador Silza, del Grupo Tomza. Mientras que el organismo cuestionó la ausencia de registros de seguro vigentes, la compañía aseguró en un comunicado que sí cuenta con las pólizas necesarias y que colabora con las investigaciones.
Se trata de una de las explosiones más graves en la capital mexicana desde 2015, cuando un estallido en el Hospital Materno de Cuajimalpa dejó siete muertos. Ahora, Iztapalapa enfrenta la magnitud de una tragedia que no solo ha dejado un saldo doloroso de víctimas, sino también una historia de amor y sacrificio que conmueve al país: la de una abuela que no dudó en darlo todo por salvar a su nieta.