Cuando usted amigo lector esté leyendo esta columna de opinión ya el Senado de la República habrá elegido un nuevo magistrado de la Corte Constitucional y se sabrá si la maquinaria petrista conseguirá, o no, controlar por mayoría absoluta la principal autoridad judicial y constitucional de la nación.
Petro quiere a toda costa manipular el poder judicial, a como de lugar y al precio que sea, por tal razón decidió que la tulueña María Patricia Balanta Medina sea la persona que le represente y está a punto de lograrlo. Hace pocos días publiqué en mis redes sociales una nota afirmando que, para Tuluá, el Valle del Cauca y la UCEVA sería un honor que la Doctora Balanta llegara a la Corte Constitucional, lo hice porque sus antecedentes profesionales y el apego estricto y justo a la normatividad jurídica en los fallos nacidos de su pluma en la sala civil del Tribunal Superior de Buga así lo atestiguan.
El reconocimiento a su rigor jurídico por parte de la magistratura también habla bien de ella, todo esto se va al traste si la podrida y anti democrática ideología del petrismo coopta a la magistrada, porque una cosa -hay que decirlo- es fallar en litigio civil en donde, por ejemplo, se dirima la propiedad o el derecho que se tiene en un bien mueble o inmueble, y otra muy distinta, es votar si se permite que Petro decida suspender las elecciones presidenciales porque “no hay garantías” en la Registraduría, decidiendo por decreto que la democracia se acaba en Colombia y damos inicio a un gobierno dictatorial, que es el gran sueño de Petro y el petrismo.
Ese es el gran temor que suscita la elección de la Doctora Balanta, si de verdad en la Corte Constitucional sigue actuando en derecho y con espíritu democrático o, al contrario, se convierte en un alfil sin principios al servicio del petrismo. Petro sabe de eso, ya lo hizo con la Procuraduría, cuando se quedó sin candidato con opción, decidió proponer a un hombre del Congreso, a Gregorio Eljach, lo cooptó y ganó, ahora le debe el puesto.