Cuando me corresponde esperar que me aprueben una cita o sea atendido en un consultorio de la EPS, comienzo a recorrer la casona que fue ayer, hace cincuenta años, convertida hoy en consultorio y me asombro al ver que todavía quedan esas paredes, construidas en ladrillo y hasta bahareque de los tiempos idos, cuando los trabajadores se reían a carcajadas levantando casas y casonas en Guadalajara de Buga entonando las canciones más populares del momento.
Pienso en el esfuerzo de los propietarios por tener esas habitaciones gigantes, corredores amplios con piso en ladrillo, techos altos, con una visión casi colonial, copiando lo mejor posible de Europa, esa memoria antigua y plena de recuerdos familiares centrados y contados alrededor de un inmenso fogón de leña. Buga tuvo una influencia importante de España, aquí nacieron grandes próceres de la República, tiene una magnífica historia, recorrer estos recintos ahora convertidos en negocios comerciales y de salud, en los barrios más tradicionales, es como volver a escribir la historia. Cuando se viaja a Europa, se viene a caer en cuenta, la copia que se hizo de sus construcciones, especialmente de los templos y edificios públicos. Siempre he admirado y quedo maravillado de estas casonas, solariegas, pacíficas y amorosas. Es una lástima que más temprano que tarde, desaparezcan atropelladas por el afán del lucro consumista reinante que parece no tener fin.
Por eso lo invito para que cuando visite una edificación antigua se fije en sus detalles.