Hace más de 800 años San Francisco de Asís se inventó la oración por la paz que seguramente muchos de nosotros aprendimos desde niños…”Señor haz de mí un instrumento de tu paz” y que debería ser una plegaria que todos los días hiciéramos al dueño de la vida para que nos de la paz que tanto necesitamos no solo en Colombia sino en el mundo entero.
Es que el panorama no puede ser más desolador, la guerra en el Catatumbo, donde más de 20000 personas han tenido que abandonar sus tierras para huir de la muerte y las alertas tempranas advertidas por la Defensoría del Pueblo, donde se afirma que hay 6 departamentos en peligro de guerra frontal, nos llevan a pensar que realmente nuestro país se ha convertido en un polvorín donde las víctimas no solo son los campesinos y los más pobres, sino que, toda la ciudadanía está al vaivén de lo que en cualquier momento pueda suceder ante la desidia del estado, en el tema de inversión social y de mantener activas nuestras fuerzas militares que son las únicas que, de acuerdo a la ley , deben tener el manejo de las armas.
Con este semblante recordamos con tristeza la angustia de nuestras gentes al principio de este siglo cuando estábamos sitiados por los grupos delincuenciales y ni siquiera podíamos ir a misa por miedo a un secuestro masivo o a una pesca milagrosa.
Nos queda a nosotros los ciudadanos de a pie, unos compromisos grandes frente a este panorama. En primer lugar, fomentar desde nuestros hogares, desde nuestros lugares de trabajo, centros educativos, un ambiente de paz donde el diálogo, la tolerancia y el respeto por la diferencia, sean el pilar de las relaciones y orar al Dios de la vida que permita que nuestro país tenga esa paz que tanto se merece y que está esquiva y que a una voz proclamemos con el santo de Asís: “señor haz de mí un instrumento de tu paz, que donde haya odio siembre yo amor; donde hay injuria, perdón; donde haya desesperación, esperanza…