Esa pregunta se la escuché en la sala de redacción a don Francisco ‘Pacho’ Polanco. Y me dejó inquieto.
Porque en este municipio contamos con bellos sitios de los que muchas veces no nos damos por enterados.
Entre ellos seguramente ustedes tendrán muchos, no solo en Tuluá sino en toda la región. Para empezar, nuestra zona montañosa, sus veredas y corregimientos, Santa Lucía con su clima y paisajes, al igual que Barragán, La Marina y La Moralia, en fin. Lo mejor, la calidad humana de sus habitantes, su amabilidad.
Un desayuno en La Moralia o en San Rafael, con arepa ‘quesuda’, chocolate o café preparados en aguapanela. La ruta a El Picacho, espectacular.
Siguiendo el recorrido, en nuestra zona rural plana se cuenta con una cantidad de sitios que ofrecen una deliciosa gastronomía. Además, ahora con el mejoramiento de la vía, el circuito por Tres Esquinas hasta llegar a Andalucía es fabuloso.
Ni qué decir del corregimiento de Campoalegre, en Tuluá que también tiene sus atractivos.
En la región, los corregimientos de Fenicia, principalmente y Salónica en Riofrío, son únicos. O qué decir de Venecia, Andinápolis o de la misma zona urbana del municipio de Trujillo. No tienen comparación.
Pero con ello queremos señalar que en la Villa de Céspedes son tímidos los intentos por sacarle provecho económico al turismo a través de una política pública que incentive esta área que sin duda podría convertirse en un rubro importante de nuestra economía.
Hay intentos individuales que empiezan a dar resultados. Pero ante la afugias que afronta el comercio local y regional por temas como la extorsión, pero principalmente de plataformas y virtualidad, el turismo es una gran alternativa de desarrollo sostenible.
Para ello debemos ser creativos, decididos y convencidos de que también la región puede convertirse en un referente en esa área.
Eso sí, se requiere inversiones en aspectos fundamentales como vías en buen estado y seguridad, al igual que amabilidad y muy buen trato a los visitantes.