Muchos expertos en salud creen que el coronavirus que dio origen a la presente pandemia, probablemente lo produjeron murciélagos o pangolines. Se considera que la primera transmisión a humanos se dio en el mercado de Huanan en la ciudad de Wuhan, China; en dicho mercado se vende al mayoreo pescados, mariscos y animales vivos.
Aunque se cree que el contagio del virus en humanos ha sido de origen animal, la transmisión posterior parece ser de humano a humano, mediante la expulsión por medio de la tos, del estornudo o del habla, de pequeñas partículas por alguien contagiado, que pueden penetrar en la boca o la nariz de personas alentadas, cuando éstas se encuentran a una distancia cercana del enfermo, generalmente inferior a dos metros.
Si bien el origen de la Covid-19 no se ha establecido con exactitud, es preciso investigar a profundidad su génesis, dado que aunque ya se ha empezado a aplicar la vacuna que eliminaría el virus, es probable que en el futuro, se puedan generar otras epidemias, con efectos devastadores, como las ocasionadas por la referida Covid.
Es posible que los resultados de las investigaciones respectivas nos lleven a cambiar conceptos, costumbres o incluso hábitos alimenticios, hecho que no resultaría extraño, dado que el avance de la ciencia y de la tecnología puede acarrear múltiples y peligrosas consecuencias, como ocurre con la mala calidad del aire que respiramos, derivada de la contaminación producida por vehículos automotores y maquinaria industrial.
No se puede excluir de este relato los daños ocasionados por la tala indiscriminada de árboles o por los residuos químicos procedentes de la minería ilegal, que terminan en las fuentes de agua; este relato podría continuar, pero los ejemplos dados sirven para ilustrar la gravedad de esta problemática, la misma que ha intensificado enfermedades, como el cáncer de piel.
En todo caso, se deben implementar políticas para reducir esta problemática y de este modo desvirtuar el dicho común “el hombre es víctima de su propio invento”; más bien, en su lugar, se ha de impulsar la máxima que se podría acuñar: “el hombre ha de potenciar la vida buena y sana, mediante la adecuada implementación de sus inventos y costumbres”.