Está muy equivocado el exministro Cárdenas Santamaría cuando dice que la medida de las inversiones forzadas que presentó Laura, zarina del gobierno, a los que afecta es a los bancos.
Cierto resulta que las entidades financieras que reciben ahorros de los colombianos dejarán de ganar una plata porque no la podrán prestar a sus clientes, pero quien corre el riesgo de perderla es el ahorrador que se las ha dado en depósito al banco.
Según la fórmula de Petro y la Zarina, la inversión forzada la hará cada cuentahabiente en un porcentaje que tendrá que ceder de sus ahorros, no el banco. El gobierno a cambio le expide a cada ahorrador un papel donde se compromete a pagarle en el futuro esa platica que toma forzadamente.
El banco, obviamente deja de ganar porque esa plata que el gobierno le mete en un corralito, ya no estará bajo su tutela y no puede hacerla rentar. La fórmula no es novedosa.
La sufrieron en la Argentina hace unos años y exasperó su economía y arruinó la vida de más de un hogar gaucho.
Por supuesto, también la camuflaron con la verborragia populista diciendo que esa plata que se le va a quitar a todos los ahorradores va ir directamente a un ente gubernamental, donde dizque se le van a prestar a clientes que la necesitan, pero que no tienen capacidad de pago.
No estamos entonces frente a un golpe a la banca. Estamos frente a un zarpazo a los ahorros de todos los colombianos que el gobierno gastará en subsidios administrados por los robagallinas que rodean al presidente o para conceder préstamos impagables a entidades o personas que no dan garantías y que por ello terminarán mamándose de la deuda.
No es una inversión forzada, es un corralito para jodernos a todos los ahorradores arrebatándonos un porcentaje de la platica que habíamos guardado. Las consecuencias deben analizarlas con ira e intenso dolor en cada hogar donde les arrebatarán sus ahorros.