Pero con el pasar de los años, ese convenio firmado con el bolígrafo de la paz se ha convertido en una pesadilla, pues la firma contratista traída desde Bogotá resultó ser un fiasco y prácticamente dejó tiradas las obras en Tuluá, el Valle del Cauca y otras ciudades del país donde la revolución educativa del gobierno Santos quedó en pañales.
De acuerdo con lo explicado por el alcalde John Jairo Gómez Aguirre, en la actualidad de las siete mega obras solo hay terminada una, dos están cerca del 90% y las restantes apenas en su fase inicial.
“Lo grave de la situación es que obras como las ejecutadas en la sedes educativas Rubén Cruz Vélez e Industrial “Carlos Sarmiento Lora” tendrán que ser demolidas, pues las obras quedaron mal hechas y se convierten en un riesgo para la comunidad educativa”, precisó el abogado Gómez Aguirre.
Para el mandatario resulta inconcebible el grado de improvisación que hubo en las obras para las que el municipio apropió una millonaria partida.
“Si bien los recursos para las obras siguen asegurados, es triste que luego de cinco años estemos hablando de demoler o reiniciar unas obras que ya deberían estar disfrutando los niños y jóvenes de Tuluá”, añadió.
La solución
El mandatario en su diálogo con EL TABLOIDE informó que ya el Ministerio de Educación y el Fondo de Financiamiento de Infraestructura Educativa anunciaron el reinicio de las obras con la asignación de las obras a una nueva firma contratista.
“Ya estamos con Planeación Municipal y Hábitat e Infraestructura trabajando en las licencias de demolición para el Rubén Cruz e Industrial y la renovación de la licencia para la escuela Caldas y el colegio Juan María Céspedes y aspiramos en el presente año entregar las que ya están más avanzadas”, puntualizó el mandatario local