La Delegación Asturiana de Derechos Humanos y Paz, en su versión vigésima, que tiene como propósito ayudar solidariamente para que Colombia supere el estado de conflicto armado, visibilizar la situación de violación de los Derechos Humanos que está ocurriendo en los departamentos del Cauca y del Valle, además de otras regiones del país, visitó Tuluá y el centro del Valle para reunirse con mujeres y hombres del campo y la ciudad que han sido afectados en el marco del conflicto.
“Son regiones que hoy por hoy generan mayor preocupación en el sistema internacional de derechos humanos por la confrontación entre diferentes facciones armadas y en muchos sitios con la convivencia del Estado que está permitiendo el asesinato de líderes sociales, desplazamientos forzados, confinamiento de población rural y una situación de desesperanza muy preocupante que no es justa con Colombia que viene de tantísimos años de guerra y que tiene la esperanza de superar el conflicto”, precisó Javier Alfonso Orozco Peñaranda, integrante de este Programa Asturiano de Atención a Víctimas de la Violencia en Colombia.
Del organismo hacen parte 14 organizaciones españolas que han acogido a 146 personas (46 mujeres y 100 hombres) , 45 dirigentes sindicales, 22 dirigentes indígenas, campesinos y afros; 79 defensoras y defensores de los derechos humanos que han visto en riesgo sus vidas y las de sus familias en Colombia» resaltó Santiago Herney Suárez Sotelo, secretario técnico del PAV Colombia.
Sin respaldo
Rodrigo Vargas, reconocido líder social y defensor de los Derechos Humanos, precisó que la visita de la Delegación Asturiana es una gota de esperanza en un océano de violencia, repetición e impunidad que muchas veces no se conoce y que está pasando en los territorios ante la mirada complaciente de algunos funcionarios del Estado unidos con particulares.
Por su parte Jair Torres, también defensor de los derechos humanos y quien fue objeto de atentado a muerte en Tuluá cuando era candidato al congreso colombiano, lamentó las actuales circunstancias de las víctimas.
“Hay repetición y lo estamos sufriendo en el campo y en la ciudad no solo con la falta de reparación sino además condiciones humanas y mínimas para sobrevivir. Muchas de las familias solo pueden tomar un alimento en el día, además de gravedad de la salud y la ausencia de programas de vivienda, entre otros aspectos” precisó Torres.
Vientos de violencia
En un conversatorio realizado en la Casa de la Cultura de Tuluá “Enrique Uribe White”, Javier Alfonso Orozco bien dijo que el fracaso hasta ahora del acuerdo de paz está generando un ambiente raro en las conversaciones con el ELN y la desesperanza en general de la población de que se pueda llegar a una paz total.
«Es triste porque el gobierno actual de Gustavo Petro está apostando a una solución definitiva de muchas violencias pero parece que hay fuerzas muy poderosas que quieren que la violencia en Colombia continúe al fin y al cabo la ven como un negocio” precisó Orozco.
Añadió que sin organización social, sin dirigencia social no se construye democracia entonces, por eso la Unidad Nacional para las víctimas está siendo muy cuestionada no solo aquí en Tuluá, hemos recibido críticas contra ellos también en varios sitios. Habrá que averiguar qué está ocurriendo y deben responder, y sobre todo resolver lo que la gente les ha planteado”, añadió.
Informe en proceso
“Esta misión internacional presentará el informe, que es el vigésimo, al Sistema Internacional de Derechos Humanos. La semana entrante, con el gobierno colombiano y con gente del cuerpo diplomático las oficinas de la ONU, la embajada de la Unión Europea, la embajada de España, se analizará así mismo la crisis observada y denunciada en el recorrido» indicó.
“Colombia está llamada a modernizar ese trato absolutamente ilegítimo, arbitrario, violentador de los derechos de la población. Colombia tiene un déficit de democracia muy grande que tiene que ver directamente con la falta de libertad de expresión y de libertad de asociación”, puntualizó.
La Delegación Asturiana de Derechos Humanos y Paz nació en el año 2004 como parte del Programa Asturiano de Atención a Víctimas de la Violencia en Colombia y surge de iniciativas de organizaciones sociales de Asturias y de la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo.