Se está armando una tormenta mayúscula en el mundo católico alrededor del cardenal argentino Victor Manuel Fernández, llamado “Trucho”, a quien el papa Francisco nombró como prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, cargo que ocupó por más de 20 años el cardenal Ratzinguer antes de llegar a ser papa.
Ha resultado que en 1998 este inteligente y atrevido cura argentino publicó en ediciones Dabar en México un libro que entre otras cosas describe los orgasmos y titulado “La Pasión mística. Espiritualidad y sensualidad”.
Cuando comenzó a saberse la noticia le pedí a un amigo que pasaba vacaciones en el DF que lo consiguiera en alguna librería de viejo y después de haberlo leído debo admitir que el escándalo ni es gratuito ni se va a quedar allí. Tiene 9 capítulos. Seis dedicados a revisar textos místicos de muchos siglos atrás, desde el Cantar de los Cantares hasta los de Teresa de Ávila. Los tres últimos se titulan “Orgasmo masculino y femenino”,”El camino hacia el orgasmo” y “Dios en el orgasmo de la pareja”. Abundan afirmaciones por lo menos procaces como cuando dice que “Dios llega a tocar el centro anímico-corpóreo del placer”. O lujuriosamente atractivas y muy humanas como al decir que “el placer del orgasmo se convierte en un anticipo de la maravillosa fiesta del amor que es el cielo”.
La narrativa que el cardenal usa no es de calidad, pero el hecho de que uno lea su prosa sabiendo que quien la escribe es un príncipe de la iglesia y además director del sancta sanctorum de la fe, lleva a cualquier observador imparcial a pensar que el papa Francisco no solo ha armado la gorda sino que puede estar alentando con este pornocardenal una mayúscula rebelión en la iglesia católica, de consecuencias impredecibles.
Los extremistas tienen entonces de dónde saciarse y el cardenal Fernández la posibilidad de llegar a ser el verdugo del último de los papas, como rezan algunas profecías sobre Francisco.