Hace unos días les platiqué sobre mi visita al Colegio de San Ildefonso en mi reciente viaje a ciudad de México, y les contaba que dicho centro cultural es algo así como el templo del muralismo mexicano. Pues bien. De lo que les quiero hablar hoy, es de mi arribo a dicho lugar y de lo sucedido en ese día, cuando el calendario marcaba el día 7 de diciembre de 2023, fecha en que celebramos en Colombia el día del alumbrado.
Llegué, por invitación que me hiciera mi amigo, el músico y poeta Benjamín Anaya, director de Comunicaciones del Colegio, luego de desayunar en la Colonia Roma y de tomar dos líneas de Metrobús que nos dejaron a pocas cuadras del Centro Histórico, donde funciona la institución, en una edificación colonial, situada a espaldas del Zócalo, y que data de 1618.
Luego de presentarme a su director, el poeta Eduardo Vásquez Martín y al fotógrafo Antonio Turok, que prepara una exposición sobre los 30 años del alzamiento zapatista, y que se abrirá al público este 1 de enero de 2024, iniciamos un primer recorrido por los murales que fueron incorporados a la historia del vetusto inmueble por José Vasconcelos, una vez que en 1922 oficiaba como secretario de Educación.
A eso del medio día, decidimos tomar un descanso en la oficina de Benjamín, antes de visitar las 143 obras que el artista oaxaqueño Sergio Hernández, expone en varias salas del museo. Y en ello estábamos, cuando una estridente alarma empezó a sonar.
Párate y salgamos pronto dijo Anaya, que es la alarma antisísmica. De una imaginé los terremotos del 19 de septiembre de 1985 y del 2017, y comencé a caminar detrás de un señor de chaqueta verde que condujo a empleados y visitantes hacia una pared donde nos pusieron en fila, contra ella, mientras veíamos el movimiento pendular de las lámparas del edificio. Afortunadamente no fue sino el susto y el tema para esta pequeña historia. Que tengan ustedes, un prospero y tranquilo Año Nuevo.