No puedo explicarme la contradicción entre los discursos de los políticos en la plaza pública y las entrevistas a los medios de comunicación cuando manifiestan su acuerdo en la necesidad de las reformas sociales que favorezcan a los más pobres de la población si, al presentar el gobierno tales cambios necesarios, no los aprueban, tal como sucede ahora con las reformas a la salud, la pensional, la laboral, la política y la educación.
Hay que ver si todos están de acuerdo, en que el sistema pensional se reventaría de no aceptarse los cambios necesarios y urgentes, pero no, nada de nada, porque se propone disminuir la tajada a quienes hoy manejan los fondos, trabajan con la plata de los aportantes y ganan mucho dinero. También se rechaza la reforma a la salud, porque las EPS están bajo el control de los más poderosos, que se han enriquecido a costillas del sistema, pero como ahora se trata de disminuir esa tajada, para que se mejore el servicio, niegan su aprobación.
Quieren un cambio sin que los “toquen”. Así no habrá ningún cambio, con Petro o sin Petro. Si es que las reformas que han aprobado en el Congreso nunca han” tocado” a los que más tienen, nadie quiere soltar el “negocio”, nadie quiere ceder un centímetro de un peso, y por supuesto no van a ceder. Y estimo que si no aprueban esas reformas, llegará otro “estallido social” más grave que el primero y ahí sí nos llevará el diablo. A quienes temen que Petro nos conducirá a otra Nicaragua, Venezuela, Brasil e inclusive Chile y Argentina, no es así. Quienes nos llevarán a esa situación serán los actuales congresistas que no quieren ceder al cambio.
La actual situación de inequidad social es el resultado de la politiquería tradicional empotrada desde hace más de 50 años en el poder, que no legislaron para favorecer a los pobres, sino conservar el poderío de los que más tienen. No quepa la menor duda. Y las consecuencias las estamos pagando actualmente, violencia que no termina, desempleo que no se resuelve, mal servicio en salud, educación y falencias en vivienda, altos costos de los servicios públicos, alzas en todo sentido, en otras palabras, la inseguridad, crece y el miedo se apodera de la población.
Si ni siquiera se han complementado los acuerdos de paz, mucho menos habrá reconciliación nacional, y mucho menos cuando los medios de comunicación, especialmente la gran prensa, tampoco quieren ver nada, aceptar nada, de lo que pretende el gobierno.