Una vez más quiero hacer referencia desde estas líneas a un tema que, aunque merece mucha atención, sigue siendo la cenicienta en los procesos de salud de nuestro país.
Me refiero a la salud mental de los colombianos donde, cada vez más, se presentan casos de depresión, ansiedad, que han llevado a muchos ciudadanos de nuestra región, en los últimos días, a tomar decisiones fatales terminando así con su vida y dejando un inmenso vacío en medio de sus familias.
Las causas son diversas: la pérdida de un ser querido, la terminación de una relación afectiva, la finalización de un contrato de trabajo y, en fin, tantos otros motivos que nos llevan a esos casos que afectan la salud mental.
Hoy, mas que nunca, nuestros seres queridos necesitan ser escuchados, es importante que como padres de familia estemos pendientes de nuestros hijos, los escuchemos, detectemos en ellos situaciones de soledad, depresión, llanto frecuente que son la cuota inicial de situaciones extremas.
Así mismo, es importante cambiar la noción que se tiene de la psicología como ciencia en la cual se considera que “yo no voy donde el psicólogo porque yo no estoy loco y no lo necesito”. Por el contrario, los psicólogos son aquellos profesionales de la salud mental que nos escuchan, y nos muestran, desde nuestras capacidades, el inmenso potencial que podemos tener que nos permitan salir adelante, acercarnos a ellos, nos ayudarán a desahogarnos de nuestras preocupaciones y angustias.
Todos tenemos derecho a caer, a llorar, a sentir depresión por diversas situaciones, pero también todos podemos ser escuchados por aquellos que están puestos dentro de la sociedad para ese fin.
Ahora bien, si no creo en el potencial que tienen los profesionales de la salud mental, puedo acercarme a personas como sacerdotes, pastores cristianos, padres de familia, docentes que nos ayudarán a buscar soluciones a todas nuestras dificultades.
Como dicen en un noticiero a nivel nacional, “no te quedes callado” habla, permite que quien te escuche te de pautas para que salgas de tu depresión, ansiedad, estrés y evites así tomar decisiones funestas para tu familia.