Por fortuna, las personas que se ganan la vida vendiendo tinto y otros comestibles en el sitio ya se habían retirado o de lo contrario se habría presentado un hecho de mayor gravedad.
Como se aprecia en la gráfica, las ramas del árbol ya están demasiado bajas e incluso golpean el techo de los inmuebles aledaños.
Es necesario que la Secretaría de Agricultura y Medio Ambiente de Tuluá tome cartas en el asunto y adelante la poda del árbol que hoy se convierte en una amenaza.
Como soldado avisado no muere en guerra, esperamos que esta denuncia sea tenida en cuenta por la entidad competente.